Este elegante diseño combina a la perfección con la vegetación circundante, creando un espacio relajante pero inmersivo para cualquiera que quiera estudiar, perderse en un libro o anhelar un ambiente tranquilo
Para los amantes de los libros, pocas cosas pueden superar un rincón de lectura tranquilo rodeado de naturaleza. Para rendir homenaje a este noble pasatiempo, Hiroshi Nakamura y NAP Architects han diseñado Library in the Earth, una «biblioteca subterránea» en Kurkku Fields en la ciudad de Kisarazu, Japón.
Este elegante diseño se combina a la perfección con la vegetación circundante, creando un espacio relajante pero inmersivo para cualquiera que quiera estudiar, perderse en un libro o anhelar un ambiente tranquilo.
El inteligente diseño del equipo aprovecha al máximo el paisaje. La biblioteca está enterrada bajo los montículos de hierba, funcionando casi como un escondite lleno de libros. El tragaluz radial y los grandes ventanales que recubren el edificio permiten que la luz natural inunde la biblioteca, creando las condiciones perfectas para la lectura.
Al evitar el uso de vigas y columnas, los libros y sus estanterías estructuran el edificio, y los acabados en madera de la decoración crean un ambiente cálido en el que perderse.
La Biblioteca en la Tierra también funciona como un proyecto de restauración de lo que alguna vez fue un terreno seco cubierto de escombros de construcción.
«Nuestro objetivo era restaurar el exuberante valle que conduce al estanque que los agricultores llamaron Estanque Madre, y creíamos que la arquitectura no debería ocupar la capa de suelo cultivado, sino más bien existir humildemente bajo el florecimiento de plantas y microorganismos en el suelo», el equipo escribe en un comunicado de prensa. El diseño único también les brinda la oportunidad de equilibrar el riego y la retención de agua según la temporada, lo que ayuda a darle al área un aspecto húmedo y fresco.
En consonancia con su apariencia orgánica, la Biblioteca en la Tierra alberga una gran selección de títulos orientados a la naturaleza. Entre los 3.000 libros de las estanterías, los visitantes pueden encontrar poesía, arte, filosofía, historia y ciencia, además de libros para niños.
Estos últimos están ubicados en pequeñas habitaciones, cuyas dimensiones estaban determinadas por la inclinación del cerro. Los diseñadores ofrecieron a los jóvenes lectores un espacio acogedor y adaptado a su tamaño.
