Investigadores surcoreanos encontraron que las personas que vivían en áreas de ese país con los niveles más altos de alumbrado público y otra luz artificial tenían más del doble de probabilidades de DMAE
A medida que aumentan los niveles de luz artificial nocturna al aire libre, también aumentan las probabilidades de una de las principales causas de pérdida de la visión, la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE).
Investigadores surcoreanos encontraron que las personas que vivían en áreas de ese país con los niveles más altos de alumbrado público y otra luz artificial tenían más del doble de probabilidades de DMAE, en comparación con las que vivían en áreas con los niveles más bajos.
Ese riesgo se mantuvo incluso después de que tomaran en cuenta factores de confusión como los problemas del sueño y la depresión, dijo un equipo dirigido por el Dr. Ahnul Ha, del departamento de oftalmología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Jeju.
Los habitantes de las ciudades podrían estar en particular en riesgo de degeneración macular, ya que el vínculo entre la enfermedad y la luz artificial al aire libre “se encontró únicamente en las áreas urbanas, donde el nivel medio de luz artificial al aire libre por la noche era tres veces más alto que en las áreas rurales”, informó el grupo de Ha.
Publicaron sus hallazgos en la edición del 16 de enero de la revista JAMA Network Open.
La DMAE ocurre cuando una parte de la retina del ojo llamada mácula se deteriora con el tiempo. Las personas comienzan a perder su visión central, lo que dificulta tareas comunes como conducir o leer.
La DMAE “generalmente afecta a las personas mayores de 60 años”, dijo el Dr. Matthew Gorski, oftalmólogo de Northwell Health en New Hyde Park, Nueva York. “Los síntomas comunes de la degeneración macular incluyen visión borrosa, distorsión [donde] las líneas rectas parecen onduladas. Los síntomas pueden ser de mínimos a graves, con una alteración de la visión cegadora”.
En el estudio, Ha y su equipo se preguntaron si la proliferación de luz artificial por la noche podría tener un rol en la enfermedad, dado que ya se ha relacionado con afecciones como la obesidad, las enfermedades cardiacas, ciertos tipos de cáncer y los trastornos de salud mental.
También hay investigaciones que sugieren que la luz artificial podría dañar la retina de varias maneras. La exposición a la luz puede dañar las células sensibles de la retina, anotó el grupo de Ha. También puede alterar los ritmos circadianos y dañar estas células, y puede desencadenar cambios hormonales que también pueden ser perjudiciales.
En la nueva investigación, Ha y sus colaboradores analizaron datos de más de 126,000 surcoreanos a partir de los 50 años de edad. Alrededor de 4,100 de ellos habían sido diagnosticados con DMAE.
Su grupo también rastreó dónde vivían estas personas, comparándolo con las imágenes satelitales que mostraban los niveles de luz en Corea del Sur por la noche.
Las residencias de las personas se dividieron en cuatro cuartiles, clasificados según la cantidad de luz exterior artificial a la que podrían estar expuestos por la noche.
El hallazgo principal fue que las personas mayores que vivían en áreas urbanas con los niveles más altos de luz artificial al aire libre tenían 2.17 veces más probabilidades de desarrollar DMAE, en comparación con las personas que vivían en áreas con los niveles más bajos.
Vivir en un área que tenía incluso un poco más de luz artificial nocturna (en comparación con las áreas con los niveles más bajos) todavía estaba relacionado con un riesgo un 12 por ciento más alto de DMAE.
Eso sugiere que a medida que aumentan los niveles de luz artificial, también lo hacen las probabilidades de la enfermedad ocular.
Por supuesto, un ambiente nocturno bien iluminado podría aumentar las probabilidades de insomnio o incluso depresión, anotó el equipo. Pero los hallazgos no cambiaron incluso después de ajustar por esos factores, dijeron.
El riesgo aumentó con la edad, y los hombres parecieron verse más afectados que las mujeres, encontró el estudio.
Otros factores (la obesidad, el tabaquismo y el consumo de alcohol) también parecieron reforzar el vínculo entre la luz exterior nocturna y la DMAE.
Por su parte, Gorski recalcó que el estudio “no muestra ninguna causalidad. No muestra ni prueba que la luz exterior cause degeneración macular. Es el primer estudio que muestra que puede haber un vínculo”.
¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA
“En este momento, ciertamente no voy a decirles a mis pacientes que cambien sus conductas o que usen anteojos a la luz exterior durante la noche”, dijo Gorski, que también es profesor asistente de oftalmología en la Facultad de Medicina Zucker de la Universidad de Hofstra, en Nueva York.
“Creo que este es solo un primer dato y que se necesitarán estudios adicionales para confirmar si estos resultados son de hecho ciertos”, añadió.
Su consejo para las personas preocupadas por el envejecimiento de los ojos: “Creo que el mejor tratamiento es la prevención. Por lo tanto, siempre les digo a los pacientes que dejen de fumar, que lleven una dieta bien balanceada, que [incluyan] frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes, y que usen gafas de sol cuando puedan es una buena manera de prevenir o disminuir el riesgo de degeneración macular”.