El piloto más veterano de la historia de la Fórmula 1, al borde ya de las 400 carreras en la disciplina reina, reconoce que tampoco las tiene todas consigo con los F1 actuales que han regresado al efecto suelo y trabajan en una ventana óptima tan estrecha que ni los más dotados, como Fernando, saben a veces a qué atenerse.
Especialmente ha ocurrido este año con Mercedes y no digamos con Ferrari, al punto que Leclerc y Sainz no se explicaban la mejora de casi un segundo de una Q2 a Q3 para hacer el doblete en México en la clasificación.
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“Para nosotros mejoró ocho décimas o un segundo, lo cual te indica que nuestro coche tiene algo que no acabamos de entender, que, de repente, conseguimos ponernos en una ventana de trabajo muy buena y nos sorprende positivamente.
Otras nos sorprende negativamente”, dijo Carlos entonces resumiendo un año en el que “no sabemos exactamente por qué a veces vamos rápido, a veces lento”.
“Los coches son definitivamente más difíciles de configurar, más difíciles de entender. Y aún más difícil dar información al equipo”, subraya Alonso.
A veces piloto y siento que todo va bien. Te detienes y ves la clasificación y tal vez estés en el puesto 14. Y a veces todo lo contrario, el coche es difícil, el equilibrio se pierde por completo y luego estás entre los tres primeros.
La configuración de estos coches es muy sensible”, asegura Fernando Alonso.
Nuestro coche tiene algo que no acabamos de entender, que, de repente, conseguimos ponernos en una ventana de trabajo muy buena y nos sorprende positivamente. A veces no sabemos por qué somos lentos o rápidos