- Que son y como nos afectan
Los contaminantes comúnmente incluyen metales pesados como plomo, cadmio, hidrocarburos de carbono, hidrocarbonos poli aromáticos, pesticidas y asbestos. Sin embargo, hay más de 80,000 químicos desechados anualmente en el ambiente como parte de un proceso de manufactura o como basura industrial. Aunado a esto, la población y, por lo tanto, sus desechos van aumentando significativamente En el 2014 el 54% de la población mundial (aproximadamente 3.9 billones de personas) vivían en áreas urbanas y se espera que para el 2050 esta cantidad aumente en un 66 por ciento.
El crecimiento de la población trae consigo un numero de impactos ambientales, siendo el agua la más afectada en términos de disponibilidad y calidad. Se proyecta que la población de América Latina incremente de 606 millones a 780 millones para el 2050 afectando directamente a las áreas naturales en términos de pérdida de biodiversidad, contaminación en aguas y modificación en tierras.
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Nuevos químicos se han empezado a utilizar en nuevos procesos y productos resultando en una obvia necesidad de determinar su posible clasificación como contaminante. Estos químicos, denominados como contaminantes emergentes, han sido comúnmente clasificados en tres grandes grupos: fármacos, productos de cuidado personal y disruptores endocrinos. Los disruptores endocrinos han sido definidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en Estados Unidos de América como agentes externos que intervienen con la formación, eliminación, transporte, unión, actividad o desplazo de hormonas naturales que mantienen el desarrollo de homeostasis, reproducción y comportamiento.
Estos compuestos están clasificados en tres categorías: estrogénicos (imitan el comportamiento de estrógenos), androgénicos (copian u obstruyen a la testosterona) y tiroidales (causan efectos inmediatos o posteriores a la tiroides). El mecanismo de acción de los disruptores endocrinos puede ser por su unión con las células receptoras nucleares y hormonales o bien bloqueando o imitando a los mensajeros químicos en el cuerpo y causar efectos adversos, ecológicos y de salud. Así mismo, pueden afectar las concentraciones de hormonas en el cuerpo alterando el metabolismo, causar interferencia con las señales que son controladas por las hormonas y presentar modificación o modulación de ciertos receptores de las células responsables del sistema inmunológico.
A la fecha, los disruptores endocrinos son poco revisados y regulados, por lo tanto, no hay información suficiente con respecto a su ocurrencia, destino, exposición e impacto. Sin embargo, se han reportado efectos negativos en la salud humana; por ejemplo, conteo anormal de espermatozoides, altos rangos de infertilidad, cáncer prostático, testicular y de mama en humanos. Adicionalmente, la exposición a estos en fetos e infantes ha mostrado consecuencias adversas como deficiencia inmune, efectos neurológicos, desarrollo deficiente en el intelecto de niños y efectos psicológicos.
Debido a su gran relevancia el Comité de Estrategia de la Unión Europea realizó una lista de disruptores endocrinos para la implementación de restricciones y regulaciones con respecto a su uso. Esta lista contenía inicialmente 66 compuestos, sin embargo, poco después fueron agregados otros 52 químicos y recientemente la lista ya alcanza los 564 compuestos químicos de los cuales 147 compuestos son persistentes en el ambiente. Dentro de estos compuestos, los disruptores endocrinos que han atrapado la atención científica debido a su alta producción y uso son los ftalatos (perfumes, adhesivos, tintas, desodorantes), compuestos fenólicos (bisfenol A, nitrofenol, nonilfenol, alquilfenol y clorofenoles), triclosán (desinfectantes), etinilestradiol (anticonceptivos orales), dietilstilbestrol (fármaco para prevenir abortos), 17-B estradiol (fármaco recetado durante la menopausia), ya que varios de estos son comúnmente encontrados en productos para el cuidado personal, botellas de plástico, juguetes para niños, cosméticos, pasta de dientes, detergentes, entre otros.
Se ha establecido que los disruptores endocrinos están presentes en todo el ciclo de agua. Hay evidencia de sus efectos en especies acuáticas y su presencia a nivel global está causando efectos adversos serios. Es indiscutible que estos compuestos son tóxicos y que llegará un punto en el que especies mueran a causa de estos y que la toxicidad en humanos sea evidente.
Actualmente, la conciencia ante los riesgos a la salud asociados con la exposición continua y consumida de estos químicos es poca o nula. La población debería conocer estos compuestos y prevenir el uso de estos en la vida diaria ya que la capacidad para monitorear todos los diferentes compuestos es insuficiente. Se necesitan esfuerzos y estudios multidisciplinarios, integrados y colaborativos para contar con suficiente evidencia que sustente la prevención del continuo uso y disposición de estos químicos en el ambiente por parte de la comunidad doméstica e industrial.