Desenlace post-COVID y post-Influenza

  • (Xie Y et al. Lancet Inf Dis 2023; DOI:https://doi.org/10.1016/S1473-3099(23)00684-9)

Tanto la infección por COVID como la de influenza, se asocian a aumento de riesgo de mortalidad y desenlaces adversos para la salud. A pesar de la declinación de la gravedad post-pandemia, la COVID continúa con riesgos importantes a corto y largo plazo; este último de3nominado COVID prolongada y puede persistir hasta 18 meses.

En cohorte de 573 612 participantes con prueba positiva para SARS-CoV-2, se separaron en 3 grupos (pre-delta, delta y ómicron). Luego de 18 meses de seguimiento, el grupo con COVID-19 tuvo 51% aumento de riesgo de mortalidad, en comparación con el grupo que tuvo influenza con 6.4% de riesgo de problemas pulmonares; las hospitalizaciones por COVID fueron más altas.

Fundamentos de Ética Médica (Lo B et al. N Engl J Med 2023; DOI: 10.1056/NEJMe2308472)
Las discusiones sobre Ética Médica han sido de centurias y los avances en la ciencia médica, invitan a dilemas adicionales, como lo referente a los requerimientos y tipo de remplazo renal, lo que incluye a trasplante de órgano de cadáver y determinación de muerte de donadores, aunado a la distribución equitativa de beneficios particularmente en grupos dispares en salud, discriminación y racismo.

Los dilemas adicionales también se relacionan a evidencia de bases biomédicas y la experiencia clínica, con convicciones morales, valores religiosos y bases culturales, lo que contribuye a la toma de decisiones.

Todo lo anterior, obliga a tener presente que en la serie de fundamentos de la Ética Médica, habrá que tener en mente lecciones diversas que tengan presente a los pacientes, médicos, investigadores, familiares y comunidades, en consideración a evolucionar y en ocasiones aceptar revoluciones médicas per se.

Matrimonio en declive (Sussman AL, New York Times)
Sarah llevaba dos años en una relación cuando descubrió que estaba embarazada, su pareja que conoció cuando ambos trabajaban en un restaurante de Times Square, había estado consumiendo drogas, y lo habían despedido de sus cuatro últimos trabajos; cuando ella se atrevió a decirle que le daba miedo acabar criando al hijo ella sola, él se puso a la defensiva y se marchó. Ahora ella y su hija viven con los padres de ella en Florida.

Sarah es esteticista, madre soltera de 37 años sin título universitario. Se preocupa mucho por la felicidad de su hija y por darle un buen futuro.

Recientemente, los iconoclastas mencionan: “las familias biparentales suelen dar mejor resultado para los niños”, escribe Megan McArdle en The Washington Post, pero “por diversas razones”, se pregonan ideas diciéndoles a las personas heterosexuales que se casen por el bien de sus hijos.

Brad Wilcox, del Institute for Family Studies, menciona “la idea de que el amor, y no el matrimonio, es lo que forma una familia” y ha escrito un libro, titulado Get Married….. “Cásate: por qué los estadounidenses deben desafiar a las élites, formar familias fuertes y salvar la civilización”.

En contraste del “El privilegio biparental: cómo los estadounidenses dejaron de casarse y empezaron a quedarse atrás”, que muestra a los niños con dos figuras parentales, a los que les va mucho mejor en diversos aspectos de la vida que a los que son criados por padres o madres solteros, que en la inmensa mayoría de los casos son madres.

A finales de la década de 1990, las sociólogas Kathryn Edin y Maria Kefalas entrevistaron a 162 madres solteras con bajos ingresos de Camden, Nueva Jersey y Filadelfia para saber por qué habían tenido hijos sin estar casadas. “El dinero es rara vez la razón principal”, dicen las madres que ya no están con el padre de sus hijos, “Son el abuso de las drogas y el alcohol, la conducta delictiva y la consiguiente encarcelación, la infidelidad recurrente y los patrones de violencia íntima, los villanos que más asoman en los testimonios de las madres pobres sobre sus relaciones fallidas”.

Desde siempre que la gente ha promovido el matrimonio, también se ha venido observando que es difícil encontrar un buen hombre, lo que actualmente se ha venido respaldando por un montón de datos, dentro de lo que se incluye la crisis en los hombres y los niños, lo que ha dado en llamarse la deriva masculina: hombres que abandonan la universidad, el mercado laboral o descuidan su salud.

Kearney, por ejemplo, reconoce que mejorar la posición económica de los hombres —en especial los que no poseen título universitario— es un paso importante para que sean parejas más atractivas.

Daniel Cox, investigador principal del American Enterprise Institute, realizó encuesta a más de 5.000 estadounidenses sobre citas y relaciones, averiguó que casi la mitad de las mujeres con estudios universitarios afirmaron estar solteras porque tenían problemas para encontrar a alguien que cumpliera sus expectativas, frente a un tercio de los hombres; cuando los hombres empiezan a salir con mujeres, se ven relativamente “coartados en su capacidad y voluntad de estar presentes y disponibles, de forma plena, en el plano emocional”.

El libro de Inhorn va más allá de estos desajustes cuantitativos y documenta la experiencia cualitativa de las mujeres que buscan pareja activamente: la frustración, el dolor y la decepción. “Casi sin excepción”, escribe, “las mujeres de este estudio se estaban ‘esforzando mucho’ por encontrar una pareja amorosa”, la mayoría a través de sitios web y aplicaciones para buscar pareja.

Las mujeres de treinta y muchos años denunciaron una discriminación por edad en internet, y otras dijeron que habían eliminado su doctorado del perfil para no intimidar a posibles parejas, y aún otras descubrieron que los hombres solían ser reacios al compromiso.

Adicionalmente, la taxonomía de la sinvergonzonería, como los “machos alfa, quieren retos en su trabajo, pero no en su pareja” los “hombres poliamorosos” afirman que sus diversos vínculos con las mujeres son todos relaciones de “compromiso”.

Sin duda, muchos hombres son fantásticos como personas y como parejas, y estoy segura de que muchas mujeres son odiosas, peculiares o por lo demás irrespetuosas. Muchas conocemos a esos hombres estupendos —son nuestros amigos, familiares y colegas— y nos encantaría encontrarnos con alguien parecido; la compañía es muy grata y un deseo humano natural.

Hay soluciones políticas que pueden ayudar: subsidios familiares para frenar la pobreza infantil, guarderías para ayudar a las personas solteras con hijos y que trabajan, nueva formación profesional para hombres desempleados, reforma de la educación superior para quienes quieren ir a la universidad pero no pueden asumir el costo; estas políticas podrían fomentar el matrimonio al proporcionar estabilidad económica.

Sin embargo, deberíamos preocuparnos por la vida interior, no solo por el nivel educativo o la situación laboral de los hombres que podrían ser esas parejas.