Corría el 28 de mayo de 1907, una fecha que cambiaría para siempre la historia del motociclismo. Aquel día se disputó la primera edición del Tourist Trophy de la Isla de Man, sobre un trazado de 15 millas (25,49 kilómetros) denominado St John’s Short Course, al que había que dar 10 vueltas para totalizar más de 250 kilómetros de carrera.
Los hermanos Collier, con sus Matchless-JAP de 431cc, fueron los protagonistas. La victoria se la llevó Charlie Collier tras el abandono de Harry Collier por la rotura de la válvula de escape y el pistón en la penúltima vuelta. Antes, en su cuarta vuelta, había tenido tiempo de firmar el giro más rápido de aquel día: a una media de 41,81 millas por hora.
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Desde entonces -y desde 1914 en el Mountain Course de más de 60 kilómetros-, las velocidades medias no han dejado de aumentar: Bob McIntyre traspasó la barrera de las 100 mph en 1957, John Williams inauguró el club de las 110 mph en 1976, Steve Hislop el de las 120 mph en 1989 y David Jefferies el de las 125 mph en 2000.
Especialmente icónico fue el nacimiento del club de las 130 mph, ya que se produjo en la centenaria edición de 2007 a cargo del mítico John McGuinness, que todavía hoy en día se hace llamar ‘jm130tt’ en Twitter. Que una leyenda de su calibre le otorgue tanta importancia a haber abierto ese club deja claro que va mucho más allá de los números.