Hace cinco meses, el 10 de julio para ser exacto, Marcelo Ebrard Casaubon dijo que “La principal preocupación que tiene nuestro pueblo es la inseguridad” y señaló que los mexicanos “queremos tranquilidad y vivir en un país en el que tengamos protección”. Lo anterior fue en ocasión de la presentación del Plan ANGEL que, entre otras cosas, proponía instalar cámaras de reconocimiento facial, drones para perseguir delincuentes y bases de datos con inteligencia artificial.
En su propuesta, Marcelo pretendía colocarcomo la columna vertebral de su proyecto de Seguridada la Guardia Nacional. Se trataba de una propuesta seria basada en la experiencia exitosa de varios países en el combate a la delincuencia. Es la única propuesta innovadora, la de Marcelo Ebrard, que hemos escuchado los mexicanos recientemente para enfrentar nuestra grave realidad en materia de inseguridad.
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Hoy por hoy, a la pregunta sobre si urge resolver los problemas de inseguridad que tanto lastiman a la sociedad mexicana y que vulneran de manera drástica la calidad de vida de todos los mexicanos, cualquier político contestaría: ¡Claro, es prioritario y lo vamos a atender! Pero esa ya no puede ser la respuesta aceptada por los ciudadanos y no podemos volver a “comprar” el discurso vano de candidatos que solo pretende ganar simpatías rumbo a la elección constitucional.
Dentro de los grandes problemas que enfrentamos como nación mexicana sigue estando, sin duda, la inseguridad pública en todas sus manifestaciones y es necesario reconocer la realidad existente para poder enfrentar la gravedad del tema. La realidad es que todos los gobiernos federales –no importando el signo partidario- han fracasado y que los indicadores señalan saldos de ineficacia institucional y de insuficiencia en las estrategias y políticas públicas implementadas.
Datos sobre violencia, homicidios, secuestros, impunidad y corrupción hay muchos y de diferentes fuentes, pero lo importante es abundar en lo que siente la gente y centrarnos en la percepción ciudadana que es lo que importa para destacar la necesidad de convocar a un debate nacional sobre inseguridad pública.
En ocasión de las campañas presidenciales ya en marcha se antoja ineludible un tratamiento a fondo que permita ser más acertivo al gobierno y pueda cumplir con su función y misión primera que es la de brindar seguridad a la población tanto en su integridad física como en sus bienes.
Es necesario considerar, por ejemplo, lo que nos dice el INEGI respecto a que la percepción de inseguridad de los mexicanos subió a 62.3% en el segundo trimestre de 2023 en medio de ataques del crimen organizado de alto perfil. Esto significa que más de 6 de cada 10 habitantes de 18 años y más consideraron inseguro vivir en su ciudad, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del propio INEGI.
La ciudad con mayor percepción de inseguridad fue Fresnillo, en el céntrico estado de Zacatecas, donde 92.8% de sus habitantes reportaron este sentimiento en medio de las masacres que ahí comete el crimen organizado.Le siguen Zacatecas (91.7%), Ciudad Obregón (90.3%), Ecatepec (87.6%), Irapuato (87.3%) y Naucalpan (87.2%).En contraste, la ciudad menos insegura fue San Pedro Garza García, municipio del norteño estado de Nuevo León, considerado el más rico del país, donde solo 13.2% de la población reportó inseguridad.Le siguieron la alcaldía Benito Juárez, demarcación interna de Ciudad de México (19.8%), Piedras Negras (20%), Cuajimalpa (20.4%), Saltillo (22.2%), y Tampico (23%).
La población que reportó haber atestiguado conductas delictivas en los alrededores de su vivienda se relacionó con consumo de alcohol en las calles (61.5%), robos o asaltos (51.7%), venta o consumo de drogas (40.3%), vandalismo (39.9%) y disparos con armas (36.5%).También denunciaron bandas violentas o pandillerismo (24.9%), tomas irregulares de luz (14%) y robo o venta ilegal de gasolina o diésel, lo que en México se llama “huachicol” (3.4%).
La realidad nos dice que vivimos en una sociedad violenta y altamente insegura. La realidad nos dice que las estrategias gubernamentales han sido infructuosas y que no se logrará avance mayor si no se cambia de manera radical el enfoque para enfrentar el fenómeno de la inseguridad pública creciente. La realidad nos dice que la gente está harta de vivir insegura.
La realidad lamentable que vivimos en materia de inseguridad pública nos presenta una gran oportunidad: convocar a un gran debate nacional que permita que con la fuerza y la participación de la gente en todos los estados y en todos los municipios del país arribe un nuevo gobierno federal que logre mayor eficacia contra la delincuencia.
Esta en la cancha de las candidatas presidenciales Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez tomar al toro de la inseguridad pública por los cuernos, involucrar a la ciudadanía, tomarla en cuenta y atender la demanda número uno de los mexicanos que es la seguridad. La seguridad no debe ser bandera política de candidatos, es un asunto del Estado Mexicano que debe tratarse en ese nivel.
Quién convoque a un debate serio sobre el tema ganará sin duda adeptos pero, más que eso, ganará el respeto y el apoyo social necesario para actuar con autoridad política y moral ante el flagelo de la inseguridad pública que será su responsabilidad.