Marc Márquez siempre ha sido un piloto que vive al límite. Es una de las características de su estilo, hasta de su forma de vivir el motociclismo.
El ilerdense necesita llegar hasta un punto de no retorno al forzar su máquina para elevar sus prestaciones. Obviamente, esto le hace ser uno de los que más se caen cada temporada, sea como sea su moto, pues en eso no cambia.
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En realidad, en 2023 sí tuvo que variar algo esta aproximación a las carreras, pues la Honda del curso que ha terminado le trajo por la calle de la amargura.
}A él y a todos los pilotos de la casa del ala dorada. Por eso, el leridano, tras el desastre de Sachsenring, tras el parón veraniego, tuvo varias citas en las que bajó algo el pistón, para evitar más lesiones.
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Con todo, el de Cervera tuvo unas cifras que lo dicen todo de un año más que complicado. Sólo obtuvo un podio en las carreras dominicales y una pole. Por contra, en los incidentes, con la de la prueba larga de Valencia y su impacto con Jorge Martín, alcanzó las 29.
Eso en una campaña en la que de los 20 grandes premios, se perdió tres e incluso llegó a no concluir dos de los 17 en los que estuvo.
De este modos, muy a su pesar, el mayor de los Márquez batía su propio récord de caídas en una temporada, que estaba en 27, en 2017, cuando fue campeón del mundo y sí disputó completos los 18 grandes premios.