- Se recomienda que las mujeres de entre 45 y 54 años se hagan mastografías anualmente
Una mujer que se hace sus mastografías regulares según lo programado tiene muchas menos probabilidades de morir de cáncer de mama que si se salta las pruebas de detección, muestra un estudio reciente.
Las mujeres con cáncer de mama que se sometieron a todas sus mastografías programadas tuvieron una tasa de supervivencia de un 80 por ciento, en comparación con unas tasas de supervivencia tan bajas como un 59 por ciento para las mujeres que no participaron en ninguna de las pruebas de detección, encontraron los investigadores.
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“El propósito de la mastografía es detectar el cáncer de mama durante los pocos años que se puede ver en una mastografía, pero antes de que los síntomas sean evidentes”, explicó el investigador Robert Smith, vicepresidente sénior y director del Centro de Detección del Cáncer de la Sociedad Americana Contra El Cáncer (American Cancer Society, ACS), en Atlanta.
“Si una mujer, sin saberlo, tiene cáncer de mama y no se hace la mastografía o la pospone durante este tiempo en el que no tiene síntomas, pero su cáncer de mama está creciendo y quizá se está propagando, entonces se perderá la ventana para la detección temprana”, añadió Smith.
Se recomienda que las mujeres de entre 45 y 54 años se hagan mastografías anualmente, según la ACS. Las mujeres de 55 años o más pueden cambiar cada dos años si lo desean.
Para ver qué tan importante es que las mujeres cumplan con ese horario, Smith y sus colaboradores analizaron datos de más de 36,000 pacientes de cáncer de mama en Suecia entre 1992 y 2016. Entre esas mujeres, hubo más de 4,500 muertes por cáncer de mama.
Luego, los investigadores rastrearon la participación de las mujeres en hasta cinco de sus invitaciones más recientes para las pruebas de detección del cáncer de mama antes del diagnóstico de cáncer.
Las mujeres que asistieron a las cinco mastografías de detección experimentaron una reducción del 72 % en su riesgo de morir de cáncer de mama, en comparación con las que no participaron en ninguna de las pruebas de detección.
Incluso después de ajustar por otros factores, las mujeres que se hicieron sus mastografías programadas seguían teniendo una reducción de un 66 por ciento en su riesgo de muerte por cáncer de mama, señalaron los investigadores.
“Las mujeres que asistieron a los cinco exámenes de mastografía previos antes de un diagnóstico de cáncer de mama tenían casi tres veces menos probabilidades de morir de cáncer de mama en comparación con las mujeres que no habían asistido a ningún examen, y cada examen adicional al que asistieron entre los cinco exámenes anteriores confirió un efecto protector aditivo contra la muerte por cáncer de mama. “, dijo Smith.
Los hallazgos se presentaron el jueves en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA, por sus siglas en inglés) en Chicago. Dicha investigación debe considerarse preliminar hasta que se publique en una revista revisada por pares.
La vida se interpone en el camino de este tipo de exámenes, anotaron los investigadores. Instaron a los centros de diagnóstico por imágenes a dar prioridad a que los pacientes se sometan a pruebas de detección lo antes posible, y a reprogramar rápidamente cualquier cancelación que pueda ocurrir.
“Estos hallazgos muestran que, en la medida de lo posible, la adherencia a las mastografías regulares es el mejor seguro que tiene una mujer contra el diagnóstico de un cáncer de mama avanzado que podría ser potencialmente mortal”, planteó Smith en un comunicado de prensa de la reunión.