Suplementos alimenticios

  • (Callahan A. New York Times; diversa literatura médica científica en revistas indizadas)
  • SEGUNDA PARTE

La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos), enfatiza que hubo aumento de 4,000 productos de suplmentos en 1994 a más de 95,000 actualmente, los que incluyen leyendas como “ayuda al sistema inmunitario” o “mejora la función cerebral”, sin ninguna base científica para su eficacia ni beneficio y si en ocasiones, con riesgos diversos.

Ante la evidencia de deficiencias, tales como de hierro o vitamina B, resulta por demás razonable que su administración es indispensable. Las personas que llevan una dieta vegana o anemia perniciosa, tienen alto riesgo de tener deficiencia de vitamina B12.

En caso de dificultades para absorber los nutrientes de los alimentos, lo que puede ocurrir después de algún procedimiento bariátrico, o secundariamente a enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa, puede ser aconsejable consumir algún suplemento.

Durante los primeros meses del embarazo, es importante tomar de 400 a 800 microgramos de ácido fólico al día para prevenir defectos como los asociados a alteraciones neurológicas de desarrollo.
Es posible que los adultos mayores tengan problemas para absorber la vitamina B12.

Aunque sin evidencias fuertes para su consumo, la vitamina D puede ayudar en enfermedades autoinmunes, como artritis reumatoide y psoriasis, hay que ratificar que los niveles de vitamina D pueden frecuentemente estar disminuídos en población sana y más en cualesquier eventualidades médicas y NO haber NINGUN BENEFICIO ni en la administración de esta vitamina NI ES ÙTIL la determinación de niveles de la vitamina D.

Aunque en la década de 1990, se apostaba al empleo de los suplementos con antioxidantes como el betacaroteno y la vitaminas E, A y C para supuesta prevención de cáncer o enfermedades cardiacas, múltiples estudios a gran escala (miles de personas), no sólo no documentaron estos hechos, en diversas ocasiones resultan en efectos opuestos.

Más aún, la herbolaria y los denominados suplementos naturales, frecuentemente tiene substancias no documentadas, como antinflamatorios, derivados de cortisona, benzodiacepinas, etc., con evidente riesgos, algunos graves e irreversibles.