Tiene casi tres siglos de antigüedad y está en Portugal
El libro Guinness de los Récords reconoce a la librería Bertrand de Lisboa como la más antigua del mundo. Al menos en lo que se refiere a este tipo de establecimientos que continúen abiertos al público en la actualidad, pero ni mucho menos se trata del primer lugar de la historia donde se han vendido libros.
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La librería portuguesa que ostenta el título de más antigua fue fundada en el siglo XVIII, pero para hablar del origen de las librerías tenemos que remontarnos mucho más atrás en el tiempo.
El origen de las librerías
Los libros existen desde el siglo VI a. C. Por entonces eran volúmenes en formato rollo, escritos a mano sobre papiro, el material por excelencia para escribir durante el mundo antiguo hasta la llegada del pergamino.
Sin embargo, aunque se erigieron bibliotecas tan importantes como la de Pérgamo o la de Alejandría, el acceso a los libros no fue más generalizado hasta siglos más tarde.
La mayor revolución que ha vivido el libro tuvo lugar a mediados del siglo XV con la invención de la imprenta https://www.muyinteresante.es/historia/61455.html tipográfica por parte de Johannes Gutenberg.
Por entonces, lo libros ya llevaban mil años, toda la Edad Media, confeccionándose en formato códice, es decir, tal y como seguimos fabricando los libros físicos hoy día. Sin embargo, Gutenberg ideó un método que superó con creces la copia a mano de los libros, que ahora podían producirse a una velocidad insospechada hasta la fecha.
Por tanto, los primeros libros tal y como los conocemos hoy día se vendieron en las imprentas en primer lugar. Y si la primera imprenta en Europa fue la Gutenberg, no sería descabellado adjudicarle también el título de primer vendedor de libros impresos de la historia.
De hecho, comprar un libro por entonces era una actividad muy distinta a la actual. Hoy día estamos acostumbrados a acudir a una librería y hacernos con el título que nos interese. Nos lo llevamos a casa en una edición ya completa, con su encuadernación correspondiente, listo para perdurar ad infinitum en nuestra estantería.
En el siglo XV y hasta la Revolución Industrial fue habitual comprar libros en las imprentas, de donde únicamente te llevabas el taco de páginas impresas, hojas sueltas que el comprador se encargaba de llevar a un taller para que se lo encuadernaran según su gusto y posibilidades económicas. He aquí otro precedente de las librerías: los talleres de encuadernación de libros.
Los primeros vendedores de libros
Poco a poco fueron aumentando los niveles de alfabetización de la población europea y los libros se fueron haciendo elementos cada vez más cotidianos. Este contexto aupó a que el sector librero se fuera organizando mejor para aprovechar el incipiente comercio, de tal manera que a partir del siglo XVI era posible encontrar un mismo local en el que se imprimían, encuadernaban y se exponían libros para su venta.
“Uno de los primeros impresores en vender sus obras ya encuadernadas fue Aldo Manucio. Ya en el siglo XVI, este italiano logró hacerse con un nombre reputado en el incipiente mundo editorial del momento desde su taller en Venecia. Sus ediciones gozaban de popularidad y muchos procuraban verse con un libro bajo el brazo encuadernado a la manera aldina. El iPhone de la época para el postureo renacentista. Manucio, además, fue el precursor del libro de bolsillo. Editó una colección de clásicos griegos y latinos en un tamaño menor al habitual con la intención de devolver al libro ese carácter portátil que había tenido desde la Antigüedad y que los grandes códices habían desatendido”.
La librería más antigua en activo
Fue a partir del siglo XVIII cuando las librerías fueron establecimientos habituales en las ciudades, locales en los que se vendían los libros tal y como se vende hoy día.
En este sentido, la tienda de libros más antigua que siga en activo es la mencionada Bertrand situada en Lisboa. Desde el Descubrimiento de América, España y Portugal fueron dos de las naciones más prosperas del mundo, y su ubicación hacía de la península ibérica el mayor centro comercial del momento.
El intercambio tanto de mercancías como de ideas tenía centros destacados en puertos como el de Lisboa o el de Sevilla, desde donde partieron muchos libros hacia América y el resto de Europa.
Bertrand es hoy día la mayor cadena de librerías de Portugal, pero su origen se remonta al año 1732, cuando el francés Pedro Fauré empezó a vender libros en un local ubicado en la Rua Direita do Loreto. Su hija y heredera del negocio se casó con Pierre Bertrand, del que acabaría tomando el nombre la librería.
El terremoto de Lisboa de 1755 dañó la tienda, por lo que hubo que reubicar la librería hasta que en 1773 se asentó en un nuevo local situado en el número 73 de la Rua Garrett, donde a día de hoy sigue habiendo una librería Bertrand.