No existe una opinión acertada o desacertada en cuanto al momento correcto para perforar las orejas del bebé.
La decisión varía según factores como la cultura o la tradición familiar. En ocasiones, los padres prefieren esperar a que la niña crezca y elija si en realidad desea utilizar aretes.
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Estos accesorios son considerados signos de feminidad y coquetería. Sin embargo, agujerear los lóbulos de una recién nacida provoca temor en algunos papás, aunque en muchas clínicas tienden a hacerlo.
Si bien hay quienes optan por poner los pendientes desde los primeros días de vida, aprovechando que la delgadez de la piel mitiga el dolor, otros mantienen reservas precisamente por lo frágil que es la dermis de un neonato.
¿Cuándo perforar las orejas del bebé?
Culturas como la hindú apoyan la perforación de orejas a temprana edad, entendiéndolas como un acontecimiento digno de ceremonias.
Pero una publicación de Johns Hopkins Medicine recomienda retrasar las perforaciones hasta que la niña sea lo suficientemente madura para cuidarlas por sí misma.
También es aconsejable aguardar por lo menos a que la bebé cuente con las primeras vacunas, previniendo la posibilidad de infecciones. Con base en este aspecto, a partir de los 3 meses pudiera considerarse un momento aceptable.
Aun así, no es descabellado que el uso de pendientes comience a pocos días del nacimiento, ya que solo hace falta la aprobación de los padres y la mano de obra de un profesional apegado a las normas higiénicas que amerita el procedimiento.
Recuerda que las joyas son algo desconocido para la piel del niño. El contacto con cierto tipo de metal podría causar alergia. Una de las reacciones adversas más comunes es la que genera el níquel, según menciona la Academia Americana de Pediatría.
Los síntomas evidencian enrojecimiento, hinchazón, picor y escamas.