El fentanilo, issue político para México

ELECCIONES EN PUERTA

La producción, transporte, tráfico y distribución de la droga sintética del fentanilo fue el eje principal de la reunión sostenida por los Jefes de Estado de la Unión Americana, China y México en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico que concluyó en el viernes pasado en San Francisco, California, EEUU.

El tema del fentanilo superó la atención de los temas comerciales y de los asuntos migratorios y eso es mucho decir porque se trata de un asunto puesto en ese nivel de prioridad por los presidentes de las dos grandes potencias mundiales. En los últimos 25 años, México se ha visto beneficiado por el enfrentamiento comercial entre ambos titanes y las exportaciones de mercancías hacia Estados Unidos rondan casi el 84% del total de las ventas externas de nuestro país generando un flujo diario de miles de millones de dólares en la relación bilateral.

Estados Unidos es nuestro principal socio comercial y, ciertamente, ha habido beneficios sustantivos por la apuesta mexicana a potenciar el sector exportador; pero la Guerra Comercial entre China y Estados Unidos está más viva que nunca (mientras las exportaciones de EEUU a China han crecido a un ritmo de 10.1% anual desde 1995 y en 2021 representaron $151MM, las exportaciones de China a EEUU en ese último año fueron de $530MM) y México es parte de la gran controversia entre esos dos gigantes dentro de la llamada “crisis del fentanilo” porque ha sido acusado por el Departamento de Justicia del gobierno de nuestros vecinos del norte de fabricar en territorio nacional el fentanilo y facilitar el transporte para que llegue a territorio estadounidense. El Fiscal General Merrick Garland señaló en Washington, marzo de este año, que en una investigación sobre el tráfico del fentanilo a su país en la que también participó la administradora de la DEA, Anne Milgram, resultaban como involucrados tres hijos del famoso narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, “Los Chapitos” y se dijo en esa oportunidad que se levantaban cargos, además de por el tráfico de fentanilo, por tráfico de armas y blanqueo de dinero que implicaban a un total de 28 acusados, de los cuales 23 residían en México, cuatro en China y uno en Guatemala.

Pero porqué es tan preocupante el tema del fentanilo si por muchos años el tráfico de drogas es parte sine qua non de la vida misma entre las naciones y porqué resulta que ahora hace crisis. La razón es muy simple, se trata de una droga que hoy por hoy es la primera causa de muerte por sobredosis en los Estados Unidos superando las 160 mil muertes; dos de cada tres muertes son provocadas por el fentanilo. La Agencia EFE reportó que la proporción de muertes por sobredosis de fentanilo combinado con estimulantes en Estados Unidos aumentó más de 50 veces entre 2010 y 2021, al pasar del 0,6 % de los fallecimientos al 32,3 %. Se trata de una droga que es 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína, según la revista Addiction.

Según la administración de Joe Biden y la DEA, refieren que la mayor parte del fentanilo de producción ilegal es fabricado y distribuido por los cárteles de Sinaloa, ‘Los Chapitos’ y el de Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Asimismo, se sabe que los precursores químicos de fentanilo provienen de China (incluida Hong Kong) y Singapur, y también, cada vez más, de la India, y que estos se introducen, ocultos en carga legal, por los puertos del Pacífico mexicano: Manzanillo, Colima, y Lázaro Cárdenas, Michoacán. Entonces, los encuentros diplomáticos sostenidos y los acuerdos de combate a la producción y tráfico del fentanilo por el presidente Andrés Manuel López Obrador con los presidente de los dos países más importantes del mundo tienen mucho sentido porque como bien lo dice San Quiñones -autor de dos libros muy importantes sobre el daño que los opioides han hecho en Estados Unidos- la solución tiene que ser política y debe haber un acuerdo entre México que es considerado el principal productor de fentanilo y EEUU que es el principal receptor.  

No hay que olvidar que tanto México como Estados Unidos de América van a elecciones presidenciales en 2024 y que siendo un tema social tan relevante en Estados Unidos ya puesto en primera línea de la agenda política de aquella nación por su presidente Joe Biden que competirá por la reelección como candidato del partido demócrata, el issue político del fentanilo será clave para el posicionamiento de los candidatos. El candidato del partido republicano muy probablemente será Donald Trump -con posibilidades reales de triunfo-, a quien ya conocemos por su beligerancia discursiva contra México y los mexicanos, pero a quien también conocemos en los hechos porque ya en junio de 2019 amenazó a México con imponer 25% de aranceles a las exportaciones mexicanas si no se frenaba de inmediato el flujo migratorio ilegal a su país.

En aquella ocasión fue Marcelo Ebrard Casaubon, Canciller de México, quien con su gran preparación y habilidad encabezó las negociaciones y desarmó la bomba que pudo haber causado graves daños irreparables a la economía nacional y a las familias mexicanas.

En aquella ocasión fue la migración ilegal lo que se convirtió en el flanco de debilidad nacional. Hoy el tema del fentanilo es un factor de riesgo latente que el gobierno mexicano actual debe atender con eficacia estratégica para evitar costos mayores ante los escenarios geopolíticos porvenir.