- El 9 de octubre de 2022, un intensísimo estallido de rayos gamma causó una perturbación ionosférica intensa y duradera en la atmósfera terrestre
El 9 de octubre de 2022, un intensísimo estallido de rayos gamma, conocido por el acrónimo anglosajón GRB, causó una perturbación ionosférica intensa y duradera en la atmósfera terrestre. Ocurrió sobre la India y el flujo de fotones iluminó Europa, África, Asia y parte de Australia.
Este descubrimiento, recogido en un estudio recién publicado en Nature Communications, nos habla de la fragilidad de la vida en la Tierra frente a algunos eventos cósmicos. Si la ionosfera fuese destruida puntualmente por un GRB ocurrido en una galaxia más cercana o en la propia Vía Láctea, la vida en nuestro planeta podría quedar expuesta a la radiación nociva que nos llega desde el espacio durante días o meses.
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En función del tiempo en que la ionosfera estuviese inoperativa, esa radiación afectaría significativamente a la vida en la superficie terrestre y la marina.
El estallido del 2022 produjo una gran variación del campo eléctrico ionosférico de la atmósfera terrestre. Ese GRB, que probablemente engendró un agujero negro, duró alrededor de siete minutos, pero fue visible con telescopios durante más de diez horas después de la detección inicial.
Estos estallidos de rayos gamma son explosiones tremendamente energéticas que suelen observarse en galaxias distantes. Emiten intensa radiación en forma de ráfagas que pueden ser tan breves como unos milisegundos o, a veces, durar horas.
Tras un destello inicial de rayos gamma suele ocurrir un resplandor de mayor duración en longitudes de onda más largas como los rayos X, ultravioleta, óptico, infrarrojo, microondas y radio.
En general, estos energéticos eventos emiten tantísima radiación que se producen cuando una estrella de gran masa, en su colapso gravitatorio durante la fase supernova, implosiona para formar una estrella de neutrones o un agujero negro.