El sitio arqueológico más antiguo y desconocido de los Museos Vaticanos

El patrimonio artístico de los Museos Vaticanos se amplió hoy con la inauguración de una nueva puerta que desemboca en la Necrópolis de la Vía Triumphalis, un sitio arqueológico muy poco conocido que permitirá descubrir la fascinante historia de la “Vida y Muerte en la Roma de los Césares”.

En el tramo de las Murallas Vaticanas que domina la Piazza del Risorgimento, se abre la Porta Di Santa Rosa que permitirá acceder a partir del próximo 17 de noviembre a la poco conocida pero importante zona arqueológica de la Necrópolis a lo largo de la Via Triumphalis.

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Una vez dentro, los visitantes descubrirán cómo era un antiguo cementerio romano.

Se trata de una entrada más fácil e independiente a las excavaciones y a sus preciosos hallazgos que, gracias a esta nueva “viabilidad”, estarían más al alcance de la mano: cinco minutos a pie desde el metro “Ottaviano”, a una parada y a dos pasos de la terminal del autobuses o tranvía en Piazza del Risorgimento.

El sitio arqueológico está repleto de esqueletos, fragmentos de ánforas de terracota, lápidas de travertino o mármol con las letras D.M (“dis manibus”, que deviene de los “dioses manes”. También hay sarcófagos, frescos y todo tipo de mosaicos, según informó la institución en su página web.

Hace 2.000 años, la ley romana prohibía por razones de seguridad e higiene incinerar y enterrar a los difuntos dentro de las ciudades. Por esta razón, los cementerios solían levantarse a lo largo de los caminos que había afuera del centro urbano.

Aunque actualmente el Estado del Vaticano se encuentra en el centro de la ciudad de Roma, no era así hace dos mil años; sino que se encontraba en las afueras de la ciudad y era la Vía Triumphalis, el camino que costeaba el valle o colina del Vaticano, donde fue construyéndose un cementerio al aire libre.

Alrededor del año 320, la Necrópolis de la Vía Triumphalis dejó de ser utilizada cuando el emperador Constantino construyó la Basílica de San Pedro. Entonces los romanos prefirieron ser sepultados allí cerca, en la Necrópolis de la Vía Cornelia, próxima a los restos de Pedro, el primer mártir cristiano.