La urticaria es una enfermedad muy frecuente y aunque en ocasiones llamamos así a cualquier anomalía que aparece en la piel, la urticaria como tal consiste en la aparición de lesiones cutáneas, con relieve y enrojecidas, que causan mucho picor, similar al producido por una picadura.
Pueden presentarse en tamaños y formas variables y tienen un carácter evanescente, volviendo la piel a su aspecto normal en unas 24 horas.
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La urticaria crónica es el resultado de estímulos inmunológicos o no inmunológicos que desencadenan la liberación de histamina y otras sustancias entre ellas el factor activador de plaquetas.
Existen dos tipos, las espontáneas que no hay ningún elemento externo que la provoque y las inducibles.
En estas, estímulos como el frío, el calor, el rose o la presión, la vibración, el agua y la luz solar pueden ser la causa.
Para la urticaria existen tratamientos muy efectivos, entre ellos el uso de antihistamínicos que bloquean la acción de la histamina, una de las moléculas más importantes que participa en la generación de los síntomas.
Estos medicamentos son muy seguros y eficaces y deben ser utilizados en dosis diarias y regulares, bajo revisión médica.
Además, para un mejor control existen consultorios especializados en urticarias que forman parte de una red internacional de consultorios de excelencia llamada UCARE.
Así, todas las personas afectadas por esta enfermedad tienen igual acceso a la atención que necesitan para una mejor calidad de vida.