En una noche calurosa, un mosquito solitario a través de su zumbido, induce insomnio. En comunidades desfavorecidas, el insecto puede portar y transmitir virus mortales.
A causa del cambio climático, los científicos han observado, mosquitos portadores de virus que causan dengue y chikungunya y que han llegado a lugares previamente no encontrados, como ciudades de Francia y EEUUA.
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Combatir a ciertos mosquitos (o volverse invisible para ellos) es una tarea que ocupa con urgencia a científicos y gobiernos: en 2021 la malaria cobró la vida de 620,000 personas, la mayoría niños, según la OMS.
Stephanie Nolen, periodista del Times, pasó un año con estudios alrededor del mundo para comprender los efectos de los mosquitos en la salud y los esfuerzos para combatirlos.
Reportó en laboratorios, comunidades selváticas y entre aguas residuales, con la feliz creencia de que los humanos se estaban poniendo a la delantera en su lucha contra los mosquitos; pretendía contar una historia sencilla sobre las tecnologías innovadoras que evitaban la propagación del paludismo.
Pero algunas conversaciones con investigadores le enseñaron que tan rápido como los humanos habían desarrollado soluciones contra los mosquitos, los insectos habían evolucionado para eludirlas.
En Tanzania, Stephanie vio cómo se diseñan viviendas a prueba de insectos.
En Santo Tomé y Príncipe los voluntarios se sientan al aire libre y extienden sus piernas al servicio de la ciencia para realizar “capturas de aterrizajes en humanos” y así ayudar a los investigadores que experimentan con mosquitos genéticamente modificados para no transmitir enfermedades.
En Medellín, Stephanie visitó una “fábrica de mosquitos” que cada semana produce más de 30 millones de insectos destinados a liberarse en Colombia e incluso exportarse congelados a lugares como Honduras.
El esfuerzo es un experimento que intenta desarmar a los Aedes aegypti (que propagan dengue, fiebre amarilla y otras enfermedades) y dotarlos de una bacteria que, a la larga, pudiera lograr neutralizar los virus que portan.
Causas de los desmayos
(Naddaf M. Nature 2023; doi.org/10.1038/d41586-023-03450-3)
Asociados con aumento de calor, hambre, estrés, angustia, el mirar sangre o alguna aguja, el 40% de las personas sufren de desmayos por lo menos una vez en la vida. Esta pérdida transitoria de la conciencia o síncope, frecuentemente se relaciona a misterio.
Actualmente, reconocemos que las vías de control neural de este proceso, involucra grupos de neuronas sensoriales que conectan al tronco cerebral, lo que en animales se asocia a dilatación pupilar y movimiento circular de ojos. También hoy sabemos de la interacción del sistema cardiovascular y cerebral.
Hay conexión con el nervio vago, con neuronas sensoriales con receptores que regulan la contracción de vasos sanguíneos musculares pequeños. Las neuronas denominadas NPY2R VSN conectan área postrema y tallo cerebral con el corazón, que explica en muchas ocasiones el síncope.
Mexican Biobank advances population and medical genomics of diverse ancestries
(Sohail M et al. Nature 2023; 622: 775- doi.org/10.1038/s41586-023-06560-0)
La arquitectura de los rasgos humanos es compleja y México cubre 7 regiones culturales que incluye mucho de Mesoamérica con historias de civilizaciones; lo anterior ha dado lugar a abordaje arqueológico y antropológico que regionalizan al país como el Norte de México, Norte de Mesoamérica, Centro, Occidente, Golfo de México, Oaxaca y la región Maya.
Tales regiones se basan en civilizaciones y culturas indígenas específicas, las que se clasifican cronológicamente en períodos preclásico, clásico, postclásico, colonial y postcolonial.
En los pasados 500 años, la colonización española dejó marca indeleble en nuestra población indígena, que le da variaciones en rasgos complejos, con bases genéticas pero con factores ambientales.
El proyecto del Biobanco Mexicano es densamente genotipado con 6,057 individuos de 898 localidades rurales distribuidos a nivel nacional, alrededor de los 32 estados del país.
Comprende mujeres en el 70%, de nacidos entre 1910 y 1980 que fueron genotipados por 1.8 milllones de polimorfismos de nucleótidos únicos, dan información de rasgos complejos, socioculturales y biomarcadores biogeográficos.
De tal manera que los autores identificaron factores genéticos y medioambientales asociados a variaciones de rasgos, predictores de masa corporal, triglicéridos, glucosa y talla.
Maratón de Nueva York
(New York Times 2023, nov 5)
Tamirat Tola de Etiopía fué el ganador con tiempo de 2 horas, 4 minutos 59 segundos y Hellen Obiri de Kenia de 33 años, la ganadora con 2:27:23, mientras que Catherine Debrunner (1:39:32) y Marcel Hug (1:25:28), ambos de Suiza, ganaron la división de sillas de ruedas. Tola de 32 años, había ganado la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.
Cerca de 50,000 competidores de 131 países corrieron bajo el cielo azul y temperaturas agradables, además de que toda la ciudad estuvo de fiesta con música y variedades diversas.
De los casi 1 millón de dólares en premios, los primeros lugares, tanto Obiri como Tola, recibirán $100,000 USD cada uno.
