El cuerpo humano se encarga muchas veces de dar señales visuales de que algo no anda bien.
Por ejemplo, cuando alguna articulación se inflama o aparece alguna sarpullido en alguna zona determinada es un síntoma al que debemos prestarle atención.
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En esta oportunidad nos centraremos en el tobillo, una de las partes del cuerpo que puede inflamarse por distintos motivos.
El tobillo, a pesar de ser una de las partes del cuerpo más fuertes, también es una de las más delicadas si se lo hace trabajar de forma forzada o en mala postura.
Es muy común que aparezcan esguinces de tobillo por una caída, torcedura o un mal movimiento.
También es común que se muestren inflamados y entre las causas podemos señalar una mala circulación, que puede ser producto de estar mucho tiempo de pie o sentado; haber sufrido algún golpe o la retención de líquidos.
Primero se recomienda la consulta con un especialista de la salud para que nos ofrezca un diagnóstico certero y también se puede recurrir a estrategias como la ingesta de algún analgésico de venta libre, la utilización de muletas o tobilleras y la realización de ejercicios debidamente controlados por un fisioterapeuta.
Aplicar hielo en el tobillo y levantar los pies se convierten en el complemento perfecto.
Lo ideal es poder colocar compresas de hielo en el tobillo, entre 15 y 20 minutos, y cada dos o tres horas durante el día.
Elevar el pie afectado también servirá ya que ponerlo por encima del nivel del corazón hará que la inflamación desaparezca y que el exceso de líquido en el cuerpo se drene de esta zona con mayor rapidez