En las relaciones interpersonales existe un equilibrio entre los deseos y las acciones personales, por un lado y, por otro, las repercusiones que podrían causar en las emociones de los demás.
Esta habilidad social se llama responsabilidad afectiva.
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El concepto ha ganado relevancia en años recientes y tiene como objetivo fomentar vínculos más sanos entre la gente.
El diálogo es, junto con la honestidad, uno de los pilares más importantes en la responsabilidad afectiva. Una de sus piezas clave es mantener una comunicación continua en relación a todos los aspectos, tanto los positivos como los problemáticos, de los vínculos entre dos personas.
Una vez entablada la conversación basada en la honestidad, el camino hacia la responsabilidad afectiva se vuelve más corto, explicó la psicóloga y terapeuta de pareja Mayra Aguilar.
La empatía, el aspecto clave en cualquier relación
La responsabilidad afectiva funciona como base para construir vínculos saludables y duraderos.
El término abarca diferentes dimensiones emocionales y se traduce en hábitos a mantener en las relaciones interpersonales diarias como la pareja, los amigos, el espacio de trabajo y los entornos sociales.
Se trata de una serie de habilidades socioemocionales que tienen como propósito permitirnos interactuar de manera constructiva, sana, efectiva y positiva en cualquier tipo de vínculo emocional.
De esta forma, es posible lograr acuerdos mutuos que excluyan la desigualdad en la atención a las necesidades emocionales de alguna de las personas en relación.
“La empatía y la sensibilidad son importantes para entender las necesidades de las demás personas”, explicó Aguilar. Debido a estos dos elementos, comentó, los miembros de cualquier relación interpersonal serán capaces de identificar qué es lo que se espera de una situación y cómo podrían fijar nuevas soluciones que respeten los límites emocionales de cada individuo.
Ponerse en “los zapatos del otro” y entender sus necesidades ayuda a fortalecer los vínculos sanos.
Según la experta, muchas veces esta práctica existe de forma implícita, pero también se puede aprender y desarrollar.
Implementarla solo es posible a lo largo del tiempo, con algunas claves que la terapia psicológica puede brindar para ayudar a la comprensión de este concepto.
Elementos de la responsabilidad afectiva
Aunque en sí misma esta habilidad emocional exige otras para lograr incluirla en la vida cotidiana, existen elementos clave que la conforman.
Las estrategias enfocadas en mejorar la calidad de una relación afectiva dependen de una buena comunicación, tanto para expresar deseos como para establecer límites claros entre dos personas.
La tolerancia hacia las diferencias también forma parte fundamental de este proceso.
El primer factor a tener en cuenta es el respeto ante las ideas y la individualidad de otras personas, así como ante los propios deseos.
Esto se refiere a reconocer si se satisfacen las necesidades emocionales así como si una relación tiene un rumbo saludable o positivo, según información de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Otra práctica de responsabilidad afectiva que se puede llevar adelante en una relación es el cuidado, tanto de uno mismo como de los demás.
Esto implica tomar las decisiones adecuadas para mantener un bienestar mutuo.
El resultado de un vínculo basado en la empatía también implica la disposición para brindar apoyo a los demás.