Mecanismos cerebrales de la corteza orbito-frontal para preferir comidas con contenido alto de grasas

El consumo de alimentos ricos en grasas, contribuye substancialmente a la ganancia de peso, pero los mecanismos neurales no se conocen con exactitud.

La corteza orbito-frontal (OFC) es en gran medida responsable de la conducta del comer, de las preferencias y gustos por los alimentos (azúcar, grasas y viscosidad).

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Aumento de la grasa y azúcares, impactan el gusto y contribuyen al exceso en el comer, la saciedad y la obesidad. La corteza orbito frontal detecta la textura de los alimentos grasos en la boca y es responsable y guía de la conducta alimenticia.

Los conocimientos son competencias
(Montero-Alcalde A. El País, España)
La educación no solo afecta al desarrollo personal, sino además, y por consecuencia, al social. La educación responde a propósitos económicos, por abierta que resulte la extensión o el ámbito de la economía.

Hay incorporación de las competencias al sistema educativo.

El Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea recomendaron a sus Estados miembros “desarrollar la oferta de competencias clave para todos en el contexto de sus estrategias de aprendizaje permanente”.

La “economía basada en el conocimiento” llevó a planteamientos de una “educación economicista”, como si, al cabo, se hubieran adoptado posiciones que subordinaban la educación a la economía.

La incorporación de las competencias al currículo generó controversias, tanto docentes como sociales, centradas en la naturaleza y utilidad de los conocimientos educativos que debían enseñarse, primero, y aprenderse, después.

El limitado alcance de la memorización, el ejercicio de las prácticas de enseñanza por los docentes, o el carácter lúdico del aprendizaje del alumnado son algunos de los aspectos que animan al debate.

Definir el concepto de competencias clave ocupa al conjunto integrado de recursos capacidades, conocimientos, habilidades, destrezas, motivaciones, valores que son resultados del aprendizaje, tras procesos de enseñanza, permiten afrontar problemas cotidianos, pero complejos, de la vida ordinaria, de manera que faculten para un adecuado desarrollo personal y social.

Por tanto, la importancia y naturaleza de lo que se aprende no predomina sobre los modos de enseñar y, principalmente, sobre el propósito, sobre el para qué enseñar.

Los conocimientos son parte sustantiva de las competencias, que estas no aminoran la entidad de aquellos, sino que les atribuyen un valor bastante más significativo y funcional.

El debate sobre los contenidos de la educación no debería centrarse, por tanto, en la inadecuada oposición entre competencias y contenidos, sino en la entidad de estos como elementos destacados para la adquisición de aquellas; importa sobre todo articular los procesos de enseñanza y de aprendizaje para que permitan la adquisición y aplicación de conocimientos relevantes.

Neuropatía diabética
(Lv Y et al. Neural Regen Res. 2024; 19: 598–605. doi: 10.4103/1673-5374.380872)
Más de 450 millones de personas tienen diabetes en el mundo y la incidencia de esta enfermedad se espera aumente 25% para el 2030, con costos de 825 mil millones de dólares.

La neuropatía diabética es una de las principales complicaciones y suele asociarse a infecciones, úlceras, amputación y en general a discapacidad física y mental, con aumento de mortalidad hasta del 23% a 24 meses.

Para su origen destacan vías metabólicas que incluyen a los polioles, hexosamina biosintética y la de proteín cinasa C, así como la sobreproducción de productos finales de glicación, daño por sustancias oxígeno-reactivas y disfunción mitocondrial.

El control adecuado de la diabetes disminuye riesgo, progresión y gravedad de la neuropatía.

Niveles bajos de serotonina se asocian con la covid prolongada
(Belluck P. New York Times)

Algunas personas con COVID prolongada, tienen niveles de serotonina más bajos.

Investigadores de la Universidad de Pensilvania sugieren que la reducción de serotonina está provocada por los restos del virus que permanecen en el intestino.

Los expertos creen que la serotonina podría explicar especialmente los problemas de memoria y algunos síntomas neurológicos y cognitivos de la COVID prolongada.

Los investigadores analizaron la sangre de 58 pacientes que habían padecido COVID prolongada por un periodo entre tres y 22 meses desde su infección.

Esos resultados se compararon con los análisis de sangre de 30 personas sin síntomas poscovid y 60 pacientes que se encontraban en la fase inicial y aguda de la infección por coronavirus (Publicado en la revista Cell).

Los niveles de serotonina y otros metabolitos se alteran después de la infección por coronavirus, como también ocurre después de otras infecciones virales.

El equipo analizó muestras de heces de algunos de los pacientes con COVID prolongada y descubrió que contenían remanentes de partículas virales.

Los restos virales incitan al sistema inmunitario a producir interferones que combaten la infección. Los interferones provocan inflamación que reduce la capacidad del organismo para absorber triptófano, un aminoácido que ayuda a producir serotonina en el intestino.

Los coágulos sanguíneos que pueden formarse tras la infección por coronavirus pueden mermar la capacidad del organismo para hacer circular la serotonina.

Según los investigadores, la falta de serotonina altera el nervio vago, que transmite señales entre el cuerpo y el cerebro. La serotonina interviene en la memoria a corto plazo, por lo que los investigadores propusieron que su disminución podría provocar problemas de memoria y otras complicaciones cognitivas que padecen muchas personas con COVID prolongada.