¿De dónde vienen las supersticiones relacionadas con los gatos negros?

Las supersticiones relacionadas con los gatos comenzaron en la Edad Media. Los tribunales de la Inquisición tampoco se libraron de la barbarie.

En la Edad Media se creía que los gatos negros eran los sirvientes malvados y sobrenaturales de las brujas, enviados por el mismísimo Satán. También se pensaba que eran brujas que se transformaban en criaturas sigilosas y nocturnas para llevar a cabo sus prácticas de brujería.

En esa época la gente creía que su presencia acarreaba tristeza y melancolía; se les consideraba audaces, crueles y despiadados y se les imaginaba atacando y arrancando los ojos de sus víctimas.

La solución para evitar estos supuestos males inherentes a los felinos pasaba por quemarlos y hasta tirarlos desde las torres de las iglesias. En algunos países de Europa como Alemania, Francia o Inglaterra, la fiesta del Día de Todos los Santos comenzaba con la quema de cajas y sacos llenos de gatos vivos.

En Escocia se organizaba de forma anual la “cena del diablo” en la que se empalaban y asaban vivos a los felinos. Por último, otra de las bárbaras costumbres se producía en París, durante la noche de San Juan se quemaban gatos en presencia del Rey y en las ferias, una de las atracciones más visitadas era el tiro al felino. Esta “atracción” consistía en introducir al animal en un canasto y tirarle flechas para matarlo.

El exterminio de los gatos trajo hambre y enfermedad
Todo esto condujo a la erradicación generalizada de los gatos negros en Europa y trajo consigo un evento inesperado que algunos han calificado de castigo por las atrocidades cometidas. Nos estamos refiriendo a la expansión de la peste negra.

La no prevista consecuencia de la despiadada persecución a la que fueron sometidos los inocentes animales por el solo hecho de tener el pelo negro, fue una plaga de ratas y ratones que asoló los pueblos y las ciudades europeas afectando de manera muy grave las cosechas y los recursos alimenticios de la población.

Esta situación se agravó con la llegada de la peste negra, que acabó con la tercera parte de la población. Esta enfermedad se convirtió en una verdadera epidemia, facilitada por la reproducción incesante de ratas y ratones, transmisores de la enfermedad que invadieron los territorios humanos al no tener que enfrentarse con su depredador natural: el gato.

El pueblo se dio cuenta de que donde había gatos, la enfermedad no hacía estragos… De este modo, la gente dejó de perseguirles, porque finalmente entendieron el beneficio que su presencia les proporcionaba.

Hoy en día los animales negros también son discriminados
Existen estudios que muestran como los animales de pelo negro se adoptan menos. En el caso de los gatos, se tiene la creencia de que traen mala suerte y con los perros se piensa que son más agresivos.

Incluso fuera de la superstición, el hecho de que un animal sea oscuro dificulta la percepción de su rostro y por tanto, los animales negros, a priori, despiertan menos empatía en los humanos, lo que se traduce en una menor tasa de adopción.

Las protectoras cierran las adopciones de animales negros
Contrario a la falta de adopción, si que se ha observado que en Octubre aumentan las adopciones de gatos negros. La razón no parece ser otra que la festividad de Halloween. En ese momento las personas inspiradas por las brujas y la fiesta de los muertos pretenden adoptar, de manera compulsiva, un gato que vaya a juego con la festividad. Por esta razón, muchas asociaciones de protección animal deniegan las solicitudes de adopción de gatos negros durante los meses de otoño.

Los gatos negros traen buena suerte
En algunos países, como en Gran Bretaña, se cree tradicionalmente, sin embargo, que los gatos negros son portadores de buena fortuna y prosperidad. Se les atribuye el poder de atraer la abundancia y alejar las energías negativas. Algunas leyendas cuentan que tener un gato negro en casa puede protegerla de maleficios y brindar armonía al hogar.

Los gatos son negros por un gen
A pesar de estas creencias, los gatos negros son simplemente animales que portan el mismo cariño y compañía que cualquier otro gato. La coloración negra de su pelaje es simplemente una peculiaridad genética y no debe influir en la forma en que los tratamos o percibimos. Los gatos presentan dos pigmentos que son los responsables del color y que se heredan de sus padres o madres. La herencia del color en gatos está asociado al cromosoma X y es aquí donde se encuentra la herencia del pigmento negro o del pigmento amarillo. Esté último es responsable de los colores naranjas y amarillos de los gatos.

Todos los gatos merecen respeto
Como amantes de las mascotas, es esencial recordar que la superstición no debe afectar la forma en que apreciamos a los animales y que todos merecen respeto y un trato adecuado a su biología.

Existe mucho debate sobre como deben ser gestionados los gatos comunitarios ya que en determinados entornos, los gatos puedan suponer un desequilibrio para la biodiversidad.

Esto es particularmente destacado en las islas, donde la fauna suele tener pocas herramientas de huida. Desde la ley de derechos y bienestar de los animales se aboga por la gestión ética de los gatos comunitarios que no son más que la consecuencia de la irresponsabilidad humana.

La única solución aceptable para demostrar que somos una sociedad avanzada que respeta a los animales es poner medidas desde la empatía. La gestión es importante pero el fin no debería justificar los medios.