A pesar de que las formas de amar a otra persona son infinitas, diferentes psicólogos han tratado de clasificar este sentimiento.
Entre los diferentes modelos que existe, destaca el de Robert Sternberg.
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Según su teoría del amor triangular, se necesitan tres ingredientes para determinar ante qué tipo de amor nos encontramos: la intimidad, la pasión y el compromiso.
Referencia al modelo de John Allan Lee, psicólogo social canadiense, quien ha distinguido diferentes clases de esta emoción, según el comportamiento y el lenguaje corporal de esta persona.
En concreto, de acuerdo con este experto, se identifican seis arquetipos de amor diferentes:
- Eros. Se trata del amor pasional o amor romántico. Se caracteriza por la aparición de una alta pasión, un amor altamente sexualizado en el que hay una gran intensidad emocional, con una necesidad de pasar tiempo juntos, de tener intimidad.
- Ludus. Es un amor basado en las relaciones sexuales, donde no hay compromiso. En este arquetipo encontramos, por ejemplo, las relaciones abiertas o fluidas en las que no hay una exclusividad con otra persona.
- Storge. Es un tipo de amor que se construye de manera lenta y sosegada, regido por el compromiso. Las relaciones sexuales y la pasión no son lo más importante y, en ocasiones, no hay ninguna actividad sexual. De esta manera, es un vínculo basado en disfrutar de la compañía, compartir experiencias y tener un entendimiento mutuo.
- Pragma. Alude a una forma de amor altamente pragmática, en la que los intereses, el deber o las creencias de “lo que tiene que ser” están por encima de la atracción sexual, aunque no tiene por qué haber desaparecido esa sexualidad de la pareja. Es fácil encontrar este tipo en relaciones que llevan muchos años de convivencia y en el que se priorizan los intereses de ambos frente a otros componentes del amor.
- Manía. Es un amor que se vive de una forma intensa y posesiva. Se puede llegar a generar una verdadera obsesión hacia la persona amada, a la que se idealiza. Se produce una alta dependencia emocional y suelen aparecer sentimientos de posesión, lo que desencadena episodios de celos de manera frecuente.
- Ágape. Este arquetipo supone que la persona amada está por encima de los propios intereses. De manera habitual, surgen sentimientos de “sacrificio” hacia ella. Se considera que es un amor intermedio entre Eros y Storge, donde uno de los miembros de la pareja lo da todo por el otro de manera desinteresada, sin esperar nada a cambio. Sólo importa que sea feliz.
Lo habitual es que haya una evolución en el tipo de amor, según los diferentes momentos de la vida, contextos y diferentes situaciones, pudiendo aparecer los distintos arquetipos en la misma persona, aunque, en muchas ocasiones, podemos ver que hay un arquetipo predominante que marca la vida afectiva de la persona.
Robert Sternberg, un famoso psicólogo estadounidense, propuso la teoría del amor triangular para explicar y describir esta emoción como un conjunto de tres ingredientes: la intimidad, la pasión y el compromiso. - La intimidad se refiere al grado de cercanía emocional y conexión que hay en la pareja.
- La pasión tiene que ver con el deseo y la excitación sexual, así como con la necesidad de estar junto a la pareja, es decir, al deseo de establecer una unión.
- El compromiso sería el último vértice de este triángulo del amor. En concreto, habla de la implicación en la relación, del compromiso por mantener una relación a largo plazo, invirtiendo tiempo juntos, cuidando el uno del otro, dedicando esfuerzo y recursos.