Ser astronauta es un sueño infantil de millones de personas en el mundo, sin embargo, no es una diana muy fácil de conseguir, ni un oficio realmente ‘sencillo’, según ha descrito en recientes declaraciones un astronauta francés, identificado cómo Thomas Pesquet, en una charla realizada en Madrid, de la que hacen eco medios internacionales.
El astronauta narró su primera experiencia en el espacio y cómo a comienzo del actual siglo llegó a la Estación Espacial Internacional en representación de la Agencia Espacial Europea, formando parte de la Expedición 50, a la que concurrió en compañía de otros astronautas, identificados como Peggy Whiston y Oleg Novitskiy.
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Sobre el particular, reveló cómo es la vida en el espacio y las necesidades a las que se enfrentan los astronautas allí, explicando que muchos de los hábitos más normales en la Tierra son un reto en el espacio, obligándolos a desaprender la forma en la que se hace en el planeta, para aprender cómo se debe hacer allí.
Uno de esos impactos tiene que ver precisamente con la forma de cuidar su cuerpo y su estado físico, en tanto allá se convierte en una necesidad aún mayor, pues las condiciones en que se vive repercuten en la pérdida de masa muscular e incluso ósea.
En virtud de ello, el hombre advierte que volver a la Tierra es vivir un periodo de recuperación muy fuerte, en el que se vive ‘mareado’ y con ganas de vomitar, describiendo la experiencia como “algo que te hace polvo”.
Ello ha referido que parte de los actuales estudios que se adelantan sobre el proyecto Marte se han centrado en los efectos que podría significar dicho viaje para el cuerpo humano, un paso importante para determinar su ‘viabilidad’.
Si bien el hombre advierte que el envejecimiento o efectos en ese caso son ‘reversibles’, ello solo se logra entendiendo muy bien los efectos espaciales en el organismo.