Si bien aún no se ha emitido una alerta sanitaria por el incremento de chinches en espacios públicos de la Ciudad de México, este tipo de insectos representan un problema para la salud de las personas.
Son huéspedes en los hogares: se alojan en sitios con poca luz, como camas, muebles, armarios, alfombras y hasta en las mascotas. La visita no viene en vano, pues se alimentan de sangre.
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Una vez que llegan y se instalan, difícilmente pueden ser echadas de su nuevo hogar. Algunas señales que indican la presencia de estos huéspedes son:
1. Manchas color óxido o rojizas en las sábanas o el colchón
2. Manchas oscuras de excremento de chinches
3. Huevos y cáscaras diminutos de color amarillo claro
4. Chinches vivas Tener chinches en casa- o en cualquier otro espacio- se asocia con la idea de mala higiene. Si bien la suciedad es uno de los factores que promueve su aparición, ya que les permite conseguir alimento con mayor facilidad, no sólo aparecen por eso.
Sin embargo, una persona con buenos hábitos de higiene también puede tener como huéspedes a estos seres diminutos. El departamento de Salud Pública de Madison and Dane, Wisconsin, explica que la mayoría de las plagas de chinches se dan por su rapidez para instalarse de un sitio a otro.
A lo anterior se suma su velocidad para crear nuevas vidas. La EPA puntualiza que las chinches necesitan por lo menos una dosis de sangre cada 14 días para continuar con el apareamiento y la producción de huevos.