Diálogo Nacional por la Paz, encuentro de la sociedad y la Iglesia en la búsqueda de la armonía

  • El Diálogo Nacional por la Paz representa un punto de partida en un proceso destinado a abordar las raíces de la violencia para avanzar hacia la pacificación del país

El Diálogo Nacional por la Paz representa un punto de partida en un proceso destinado a abordar las raíces de la violencia para avanzar hacia la pacificación del país, devastado por la corrupción, la impunidad y actos de barbarie.

Este desafío se desarrolla en un contexto en el que el sistema de justicia se ha derrumbado y el tejido social está destrozado, según los ponentes.

En un acto representando por la sociedad, la educación y por la Iglesia, concordaron en localizar el encuentro en catorce puntos, que definieron el encuentro:

  1. Impulsar la empatía y la solidaridad con las víctimas de la violencia.
  2. Generar espacios de diálogo interinstitucional y la mediación para la resolución positiva de la conflictividad.
  3. Promover procesos de sanación familiar y comunitaria para atender las secuelas de la violencia.
  4. Promover en las escuelas unae ducación para la paz que ayude a una mejor convivencia social.
  5. Recuperar el espacio público como lugar de encuentro y la organización comunitaria para resolver las necesidades colectivas.
  6. Promover acuerdos laborales que mejoren las condiciones de trabajo y de vida.
  7. Impulsar comunidades comprometidas con el cuidado y la corresponsabilidad.
  8. Fortalecer la cultura de la hospitalidad con los migrantes, refugiados y desplazados.
  9. Impulsar programas de prevención y atención de las adicciones.
  10. Realizar acciones de cuidado del medio ambiente.
  11. Promover la participación de la ciudadanía en el diseño e implementaciónde las políticas de seguridad.
  12. Fortalecer los procedimientos de justicia restaurativa y mecanismos alternativos de solución de conflictos.
  13. Reconocer, dignificar y recuperar el liderazgo de las policías municipales y comunitarias.
  14. Convocar a expertos a una evaluación y rediseño del sistema de seguridad y justicia y cárceles de México.
    Este Diálogo, que se realizara del 21 al 23 de septiembre, en una sede universitaria en Puebla, se originó tras los asesinatos de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, junto con los laicos Pedro Palma y de Paul Berrelleza, hace 15 meses, en la iglesia de Cerocahui, Chihuahua.
    Mario Patrón, rector de la Universidad Iberoamericana Puebla, resaltó que la violencia extendida en todos los sectores del país, los altos índices de homicidios, el deterioro del tejido social y la pérdida de habilidades de convivencia en la familia, dieron origen a este Diálogo Nacional por la Paz.
    “Una paz que solo será efectiva y duradera si se sostiene desde las bases de nuestra sociedad y se pone en el centro la dignidad y el dolor de las víctimas, para desde ahí, articular los esfuerzos de todas las instituciones implicadas en este propósito”.
    El Diálogo Nacional por la Paz comenzó este 21 de septiembre y concluyó el sábado 23, ante lo cual, fueron convocados integrantes de la academia, de organizaciones de la sociedad civil, campesinos, indígenas, representantes de las diferentes religiones, personas migrantes, gobiernos locales y la ciudadanía comprometida.
    Diálogo Nacional por la Paz: Religiosa hace un llamado a vivir como hermanos
    “Iluminación Teológica sobre la construcción de la Paz”, tema en la segunda jornada del Diálogo Nacional por la Paz
    «Todos somos llamados a ser vientre, casa, caricia, abrazo, palabra, profecía», afirma Gloria Liliana Franco Echeverri, religiosa colombiana de la Compañía de María y presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos, durante su participación en el segundo día de actividades del Diálogo por la Paz, realizado en la Universidad Iberoamericana de Puebla, donde presentó la ponencia “Iluminación Teológica sobre la construcción de la Paz”.
    La religiosa abordó desde una visión teológica el clima de violencia que aqueja a todos los países de América Latina, partiendo del génesis capítulo 4 versículos del 1 al 16, pasaje de la Biblia que aborda el instante en que Caín da la espalda al proyecto de Dios al dar muerte a su hermano Abel, cegado por la soberbia y el encono que sintió por éste.
    “¿Dónde está tu hermano?, pregunta Dios a Caín; y es ahí cuando la violencia se gesta en el absurdo de un conflicto cuyo origen es no reconocernos como lo que somos ante Dios: hermanos; se nos ha olvidado el sencillo arte de vivir como hermanos”, subrayó la ponente.
    Como hemos informado, a fin de generar un espacio de diálogo plural e incluyente en torno a la seguridad y la construcción de paz, la Conferencia del Episcopado Mexicano, la Conferencia de Superiores Mayores de México, la Dimensión Episcopal para los Laicos y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús llevan al cabo el Diálogo Nacional por la Paz que se realiza del 21 al 23 de septiembre en la Universidad Iberoamericana Puebla.
    La violencia extendida en todos los sectores del país, los altos índices de homicidios, el deterioro del tejido social y la pérdida de habilidades de convivencia en la familia, unidos a la necesidad de repensar las estrategias de seguridad en los ámbitos local, estatal y federal, han dado origen a una ruta de construcción de paz que se inició en junio de 2022 y se consolidará en el Diálogo Nacional por la Paz.
    En busca de caminos por la paz en México
    Durante tres días integrantes de la academia, organizaciones de la sociedad civil, campesinos, indígenas, representantes de diferentes religiones, migrantes, gobiernos locales y ciudadanía comprometida participan en el encuentro para diseñar en conjunto caminos de paz a partir de las buenas prácticas en torno a tres grandes temas: seguridad ciudadana, justicia cotidiana y reconstrucción del tejido social.
    Este Diálogo se nutre de los aportes de los Conversatorios por la Paz realizados en las parroquias, colegios o centros comunitarios, así como las conclusiones de los Foros Justicia y Seguridad realizados en universidades o centros sociales del país, con la intención de construir una Agenda Nacional de Paz y articular iniciativas locales de paz.
    Gloria Liliana Franco Echeverri, de 51 años de edad, es religiosa de la Compañía de María y presidenta por segundo período de la CLAR.
    En su ponencia, destacó que «la humanidad a aprendido a nadar como los peces, volar como las aves, pero no a vivir en hermandad».
    Destacó que entre las causas de la violencia está que muchos desean los mismos bienes de otros; existe una marcada pasión por dañar a los demás y el egoísmo nos hace actuar de forma agresiva con quienes nos rodean.
    “Vivir es convivir, y para convivir se necesita conciencia y memoria, la primera para buscar en todo momento la reconciliación y la segunda para saber perdonar”, dijo la religiosa.
    La hermandad, importante para vivir en paz
    “Cuando negamos nuestra condición de hermanos extraviamos la fraternidad, negar a los demás como hermanos es romper el vínculo que nos hace cercanos a Dios; así lo hizo Caín, quien dio la espalda al proyecto de Dios al dar muerte a Abel».
    La violencia que hoy vivimos no es otra cosa que el olvido sistemático del proyecto de Dios, nos hemos olvidado de ser hermanos
    Haciendo eco de las palabras del papa Francisco y de su documento “Frateli Tuti”, la Hermana Gloria Liliana destacó la importancia de crear en la sociedad puentes de reconciliación, fomentar una cultura del encuentro, darle a cada acción política o económica, la dignidad humana y el respeto común.
    “Hay que reconocerse discípulo, seres en permanente aprendizaje, conscientes de que la pobreza y la injusticia conduce a la destrucción de la vida y del planeta”.
    “Es necesario fomentar la cultura del cuidado, con ella se construye el camino de la paz. La vida es un don pero es frágil y vulnerable cuando surge el odio. Mi prójimo debe tener importancia para mí, hay que ponernos en el lugar del otro».
    «El primer signo universal de la civilización fue el momento en que uno se ocupó de otro cuando estaba herido o enfermo, pues el cuidado es compasión, misericordia, sensibilidad, es reconocer en el prójimo a Dios” agregó.