Amor. Belleza. Libertad. Sexo.
Esas fueron las constantes en la primera fecha del Gloria The Tour de Sam Smith en la Ciudad de México.
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17 mil 409 almas serían llevadas a la gloria a través de un show de una hora y 40 minutos en el Palacio de los Deportes.
La estructura de una gran mujer bañada en oro, que recordaba a las figuras de Botero, ocupó todo el escenario.
Vestido con un corsé lleno de joyas, brillantes y un pantalón a tono, Sam escogió dos de sus más famosas baladas: Stay with Me y I’m not the Only One, para iniciar el ascenso al paraíso.
Así bajó de la estructura de la mujer para ponerle un poco de más movimiento a la noche. Los gritos del público se hacían más notorios en los coros de Like I Can, mientras Smith giraba sobre su propio eje con los brazos extendidos.
Parecía el final del concierto por la ovación que le dio el respetable de casi dos minutos.
El cantante se llevaba los dedos a los ojos para enjugarse las lágrimas.
Sam dio la bienvenida al Gloria The Tour. Aún entre suspiros dijo que era lo mejor que la había pasado. Su regreso a la Ciudad de México lo marcaba.
Esto es sobre libertad, por favor, diviértanse mucho y los quiero ver bailar. Los amo mucho”, exclamó la estrella británica.
Tras el paso de Too Good at Goodbyes, Smith abandonó el escenario y regresó con una blusa con olanes alrededor del cuello y las muñecas para cantar Perfect.
Fue en ese momento cuando se presentó el primer capítulo: Amor.
Con movimientos sensuales sobre el piso, mientras subía y bajaba la pelvis y acariciaba sus piernas Interpretó Diamonds.
A diferencia de 2018, cuando vino, esta vez el artista se nota más suelto y bailaba y cantaba como si estuviera entre amigos.
Los asistentes celebraban cada acto de su ídole y coreaban How do You Sleep? y Dancing With a Stranger.
Llegó el capítulo II: Belleza.
Sam apareció sobre la mujer con un vestido al estilo barroco lleno de cristales y tul en la parte de abajo como si se tratara de una reina inglesa.
Kissing You fue el tema que escogió para continuar el camino al cielo. Lay me Down y Love goes fueron dos temas que interpretó junto a dos de sus coristas.
Nacido bajo el signo de Tauro y con Venus como regente, la belleza continuó una vez que Sam dejo el escenario y regresó vestido de negro como cowboy, pero eso sí, su sombrero y cinturón lleno de brillantes y botas con tacón y plataforma. Así hizo que todos se pararan de sus asientos con Gimme, Lose You y Promises.
El siguiente set musical ameritaba un cambio de vestuario. Tal como el video, fue el turno de I’m not Here to Make Friends. Un enorme abrigo de tul rosa fue el complemento perfecto. Se despojó de él y regresó con jeans, playera blanca y chamarra rosa, la concurrencia estaba a las puertas del cielo con Latch.
Sonó I Feel Love, el clásico de Donna Summer y del que Smith hizo un cóver. Ahí se quitó la playera, pero sólo fue el preámbulo para el siguiente episodio.
Capítulo III: Sexo.
Mallas de red, botas largas de charol, torso desnudo y dos parches sobre los pezones quedaron a la perfección para su propia versión de Human Nature, de Madonna, en la que habla sobre la naturaleza humana y no reprimirla.
El show llegó al final con Unholy, el éxito junto a Kim Petras —quien apareció en las pantallas— y para la que le colocaron a Sam un corsé negro con incrustaciones doradas y joyas de colores.
Comenzó a sonar el último coro: “Mummy don’t know daddy’s getting hot / At the body shop, doin’ somethin’ unholy”, cuando luego de un oscuro, la estrella apareció con un tridente rojo, sombrero con tres cuernos del mismo color y un saco largo de tul negro.
Ya no hubo gloria. La mujer dorada se incendió y los ángeles cayeron al glorioso infierno.