Nuestra excitación puede depender de lo que hemos vivido, soñado o experimentado en diferentes situaciones.
Ello implica que cada persona tiene una sexualidad única y diversa, que puede variar a lo largo de su vida.
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Ser agresivo puede ser una manera de soltar las inhibiciones, aliviar las tensiones y probar roles diferentes en la intimidad. Sea cual fuere la razón, la agresividad debe ser una opción libre y placentera para ambos, y no una obligación o una imposición.
El origen del gusto por la agresividad: Tener un grado de intensidad en los momentos íntimos, puede dar la oportunidad de experimentar con diversos roles.
Estos pueden dar el chance de descubrir aspectos de sí mismos que rara vez expresan, en su día a día.
Las fantasías son, para muchos, un refugio donde explorar sueños que no desean materializar en la vida cotidiana. La pasión actúa como catalizador de dichas fantasías.
Al experimentar con esta intensidad y roles variados, es fundamental que haya una confianza firme entre los involucrados.
La confianza asegura que todos se sientan protegidos y puedan expresar sus deseos.
La agresividad como forma de juego de roles en el sexo: Explorar nuevas formas de placer y conexión en la intimidad, a menudo lleva a individuos a aventurarse más allá de sus límites habituales.
El amor puede expresarse, a través de palabras dichas con intensidad, gestos llenos de pasión, o miradas profundas y deseadas.
Experimentar con distintos roles, en algunas personas, se torna terapéutico para abordar traumas o inseguridades anteriores.
Por eso es importante destacar la esencia del consentimiento y el diálogo en estos encuentros así como el trabajo conjunto con un profesional de la salud que trabaje en las inseguridades y/o traumas citados.
Las parejas deben estar atentas a cómo se siente el otro y estar listas para modificar su comportamiento, según la situación.
Se tiene que recordar que, lo que es estimulante para uno, puede no serlo para el otro.
Beneficios de explorar la agresividad en el sexo:
Desarrollo de una comunicación más profunda: al adentrarse en experiencias más intensas en la intimidad, la comunicación puede resultar en conversaciones más abiertas y honestas, extendiéndose más allá del contexto sexual a otras facetas de la relación.
Incremento de la confianza: al enfrentarse a escenarios donde hay vulnerabilidad, pero también seguridad, se forja una confianza más firme.
Pasa porque ambas partes están comprometidas a protegerse y valorarse en momentos más intensos.
Diversificación de la rutina: introducir agresividad puede ayudar a romper con la monotonía y renovar la pasión, manteniendo viva la chispa en la relación.
Mejor salud mental: durante los momentos íntimos, la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores relacionados con el placer y la reducción del estrés, pueden favorecer la salud mental y emocional.
Aumento de la intimidad emocional: más allá de la conexión física, compartir y consentir fantasías o deseos más profundos y audaces, puede acercar a las parejas; generando un lazo más estrecho y profundo.