Antiguas carreteras de Pompeya tenían cruces peatonales para la gente

Antes de la erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C. y, en consecuencia, de quedar sepultada bajo ceniza volcánica, la antigua ciudad romana de Pompeya era un lugar próspero.

El vibrante asentamiento jugó un papel fundamental en el comercio; así, sus 15.000 habitantes vivían en condiciones impresionantes para la época.

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Cuando los turistas visitan el sitio hoy, pueden ver las ruinas preservadas de una ciudad bien planificada que tuvo en cuenta las necesidades de sus ciudadanos.

Esta antigua innovación es particularmente evidente cuando se observa cómo se construyeron las carreteras en Pompeya.

Una de las características más notables de las calles es la serie de grandes piedras elevadas colocadas en lugares estratégicos.

Estos prominentes escalones actuaban como antiguos pasos de peatones. No sólo permitían a las personas cruzar la calle sin tocar el agua y el barro que se encontraban al nivel del suelo, sino que también estaban lo suficientemente espaciados como para que las ruedas de los carruajes pudieran pasar sin problemas.

También se incorporaron reflectores naturales en algunas de las vías en forma de pequeñas piedras blancas.

Estas rocas más pálidas se colocaron entre las losas más grandes para ayudar a la gente a encontrar el camino durante la noche.

La luna se reflejaría en las piedras, creando suficiente luz para que la gente pudiera ver.

El drenaje también era particularmente importante ya que la mayoría de las casas en Pompeya no tenían conexión directa al alcantarillado.

La basura fue arrastrada a la calle, lo que hizo que estos peldaños fueran críticos. Las aceras elevadas con drenaje también permitieron a las personas moverse libremente sin meter los pies en las aguas residuales.

Innovaciones como éstas hacen de Pompeya un lugar fascinante para visitar y un maravilloso ejemplo de la antigua planificación urbana romana.