Cementerio parisino Père Lachaise vuelve a recibir visitantes diarios

  • Este icónico lugar de Francia, que acoge las tumbas de Jim Morrison, Oscar Wilde y Edith Piaf, entre otras celebridades, vuelve a convertirse en un espacio visitado por multitudes tras el covid
 

El cementerio parisino de Père Lachaise, el más visitado del mundo gracias a las celebridades allí enterradas, vuelve a acoger a multitudes tras años de restricciones por el covid con un entorno natural cada vez más verde.

El líder de The Doors, Jim Morrison, los escritores Oscar Wilde, Honoré de Balzac, Paul Éluard, Georges Perec, Miguel Ángel Asturias, la cantante Edith Piaf, el compositor Frédéric Chopin , los artistas Eugène Delacroix, ‎Gustave Caillebotte y Georges Seurat descansan entre las 70.000 sepulturas de esta necrópolis.

Algunas de sus tumbas se han convertido en santuarios por sus seguidores y, en pleno verano boreal, los visitantes acuden en masa al camposanto, deambulan alegremente y a menudo se pierden entre lápidas y senderos cubiertos de hierba, constató.

Después de la caída del covid, el cementerio ha vuelto a alcanzar una media de 7.000 visitantes diarios. La mayoría de ellos se sumergen en sus mapas para localizar tumbas concretas, pero algunos habrán notado que el cementerio está mucho más verde que antes de la pandemia que los alejó.

 Las autoridades han iniciado una importante campaña para “renaturalizar” el lugar, asegura el conservador del parque Benoît Gallot, que ocupa el cargo desde 2018. Dientes de león, orquídeas silvestres y tréboles están brotando entre las lápidas y en los caminos empedrados, y zonas de césped aparecen donde antes había grava.

Lado anárquico

“Hay mucha más naturaleza que antes, más follaje y plantas silvestres en los caminos”, describe Florence Masson, de 44 años, en su primera visita a la necrópolis en dos décadas.

“Ese lado anárquico del cementerio es parte de lo que es este lugar”, apunta Gallot, quien tuvo un momento de fama en las redes sociales cuando se descubrió una familia de zorros en el Père Lachaise.

Para el conservador, “cada metro cuadrado” de zona verde es “precioso” por el efecto refrescante de las plantas en los días calurosos. Pero algunos visitantes asiduos se quejan de que el cementerio perdió su aspecto ordenado.

“Estoy decepcionado”, dice Luc Morel, un jubilado de Aviñón. “Muchas de las tumbas están descuidadas”.

 Benoît Gallot reconoce que las tumbas sufren daños, a menudo como consecuencia directa de la abundante flora del cementerio de 43 hectáreas, la tercera mayor zona verde de la capital francesa, con 4.000 árboles. La caída de árboles daña una docena de tumbas cada vez que hay tormenta, explicó.

 El costo de arreglarlas suele correr a cargo de las familias, del ayuntamiento y de las aseguradoras. Pero al cementerio le sigue faltando dinero y creará oportunidades para ganar algo más gracias a la fuerte demanda de parcelas. En el futuro, podría pedirse además a las familias de los fallecidos que paguen la restauración completa de una parcela antes de permitirles dar sepultura a sus seres queridos.