Populismo, neoliberalismo, los dos demonios aquí

El modelo de definir confrontaciones dialécticas entre dos extremos lo expresó el escritor Ernesto Sábato cuando analizó la fase brutal argentina de represión de la dictadura militar y la confrontación con el radicalismo violento de la guerrilla peronista: el demonio de la violencia social engendró al demonio de la represión, o al revés.

La relación neoliberalismo-populismo representa el motor de la oscilación pendular de regímenes y políticas de desarrollo, con expresiones cíclicas: los populismos promueven estratégicas de apoyo social basados en el ejercicio del presupuesto existente –siempre sin reforma fiscal– y las contradicciones y sobrecalentamientos de las variables presupuestales conducen a una situación de desorden económico que requiere de manera urgente al neoliberalismo para estabilizar las cuentas.

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En un ejercicio quizá hasta cínico de la política, le permitió a la socióloga Beatriz Paredes Rangel la licencia para señalar que López Obrador y su propuesta populista eran un accidente histórico, sin reconocer que fue producto de las contradicciones del largo ciclo neoliberal delamadridista salinista zedillista que se extendió en los dos sexenios panistas y regresó priista con Peña Nieto.

El discurso político de López Obrador como líder de un enfoque social es presentado como el demonio populista, pero esa propuesta fue producto del giro histórico del proyecto nacional de la Revolución Mexicana hacia el neoliberalismo de mercado y antiestatista demonio antisocial– del ciclo 1983-2018, cuyo resultado fue muy negativo: 2% promedio anual del PIB a lo largo de 36 años, contra el promedio de 6% en el ciclo populista 1934-1982, un largo periodo de 48 años.

Las políticas económicas y las estrategias de desarrollo, que tuvieron un auge con los enfoques marxistas en los sesenta y setenta, encontraron en el ciclo pendular neoliberalismo-populismo o mercado-Estado el camino para eludir las reformas estructurales en sus sistemas productivos y desde luego mejores estrategias de distribución social de la riqueza, sin duda el punto central de la justificación de todos los gobiernos.

El problema llega a un punto de desgaste final: Argentina hundió el prestigio de su peronismo en la corrupción de sus dirigentes actuales y la desarticulación de sus controles sociales y entonces ve irrumpir a la ultraderecha con sus discursos de repudio a la impunidad populista.

En 1982, si bien se recuerda, el candidato De la Madrid y su operador económico Carlos Salinas de Gortari dijeron que bastaba de promesas populistas y que era necesario ingresar al realismo productivo y metieron al país en una gran reforma neoliberal de mercado que destruyó todos los valores y estructuras del proyecto social de la Revolución Mexicana, hasta que la corrupción, el empobrecimiento generalizado y la acumulación de la riqueza en pocas manos se convirtió en discurso populista primero de los poscardenistas y luego de López Obrador.

La propuesta opositora del Frente Amplio tiene este marco de referencia histórica: regresar al mercado neoliberal, aunque se pudiera estar colando en el escenario político de Xóchitl Gálvez Ruiz un enfoque más ultraderechista que utilizaría instrumentos y objetivos del populismo, pero para servir a los intereses del bloque de ideológico empresarial que comanda el activista Claudio X. González y que tiene en el PAN aliado a la ultraderecha española de Vox y el Yunque su verdadero arsenal de ideas conservadoras.

El populismo de derecha es aquel que encabeza las protestas sociales de las masas no propietarias ni productivas para reconstruir los valores morales anti Estado y anti gobierno y generar liderazgos personalistas con argumentos de los intereses empresariales.

En Argentina dejó de funcionar el entendimiento pendular populismo-neoliberalismo que oscilaba el gobierno entre peronistas y conservadores e introdujo la variable de la ultraderecha ideológica más radical, es decir, la que regresa las relaciones de producción y de poder al estado de naturaleza previo al surgimiento del pacto social con un Estado administrador de objetivo sociales.

El escenario actual de Argentina con irrupción ultraderechista de Mauro Mileti pudiera ser la puerta de entrada que estaría abriendo la senadora Gálvez como candidata del nuevo bloque neoderechista mexicano de la alianza PAN-PRD-PRI-Coparmex.

 

 

Política para dummies: La política es un reacomodo permanente de intereses no sociales.

 

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