Desde hace años a través de estudios controlados, se ha demostrado que las personas de edad avanzada que toman vitaminas de manera cotidiana, tienen puntajes de mejoría en pruebas de cognición, aunque con aparente poca evidencia de beneficio clínico o real. Las píldoras habitualmente incluyen vitaminas A, B12, C, D, E, biotina, potasio, magnesio y zinc, con supuesta protección contra la declinación cognitiva relacionada a la edad.
Estudio controlado que incluyó 2262 personas de edad promedio de 73 años, con aleatorización a recibir multi-vitaminas o placebo por 3 años, los puntajes para cognición fueron mejores para los que consumieron las multi-vitaminas, con beneficio en el riesgo para enfermedad cardiovascular; en otro estudio de 3562 personas de 71 años en promedio, sin historia de infarto, padecimiento vascular cerebral o cáncer, las personas con multi-vitaminas recordaron unas palabras más de 20 palabras.
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Para algunos médicos, lo anterior pudiera justificar el empleo de tales suplementos, sin embargo, el efecto es mínimo o modesto y no muestra consistencia con múltiples otros estudios, aunado a que los eventos adversos habitualmente no se ponen en evidencia (osteoporosis relacionada a la vitamina A, aumento de crecimiento de tumor asociado a vitamina B, etc.)
Obesidad en niños y adolescentes
(Lister NB et al. Nat Rev Dis Primers 2023)
La prevalencia de la obesidad en niños y adolescentes es elevada y continúa in crescendo, particularmente en países de ingresos bajos o medios, a pesar de condiciones subóptimas de nutrición; más aún, se agravó en la pandemia por la COVID. Lo anterior, se relaciona estrechamente con menor calidad de vida e impacta negativamente a la Salud.
El peso corporal se regula por procesos emocionales-cognitivos, con amplios límites de homeostasis de energía e interrelación de circuitos complejos multifactoriales, lo que tiene orígenes diversos que incluyen los genéticos y medioambientales (epigenéticos), con exposiciones pre-concepcionales y prenatales.
El manejo de la obesidad incluye lo relacionado a complicaciones asociadas, con abordaje familiar, conductual, cambios en el estilo de dieta, actividad física, comportamiento sedentario y sueño. Actualmente con evidencia trascendente en la cirugía bariátrica para la obesidad grave, así como con farmacoterapia, particularmente con análogos de agonistas de receptores de glucagon.
La Organización Mundial de la Salud define obesidad como el cúmulo anormal o excesivo de grasa que presenta riesgo para la Salud. Tiene prevalencia más alta en la Polinesia y Micronesia, Oriente Medio y Norte de África, El Caribe y en los EEUUA. Los riesgos de la obesidad pediátrica incluyen al aumento de enfermedad y muerte cardiovascular casi en 5 veces más en la vida adulta, apoplejías en 2.6 veces más y muerte súbita mayor al doble.
El aumento en el índice de masa corporal en la adolescencia se asocia a mayor riesgo de problemas metabólicos (aumento de los niveles de glucosa en ayuno, hiperglucemia, diabetes, síndrome metabólico e hígado graso), enfermedad cardio y cerebrovascular, asma, síndrome de apnea obstructiva del sueño, depresión, menor auto-estima, etc., etc. La diabetes aumenta más del 40%, la hipertensión en 4.4 veces más y la esteatohepatitis 26 veces más.
La obesidad en niños en el 2025, alcanzará los 12 millones de intolerantes a la glucosa, entre 5 y 17 años, 4 millones con diabetes, 27 con hipertensión y 38 millones con hígado graso.
La genética participa en el 70% en gemelos idénticos y se han descrito 25 locus asociados a mayor índice de masa corporal.
Perturbaciones de la microbiota intestinal por antibióticos
(Fishbein et al. Nat Rev Microbiol doi.org/10.1038/s41579-023-00933-y)
La microbioma intestinal humana, tiene influencia cardinal sobre la Salud y la Enfermedad. Disrupciones taxonómicas y en vías metabólicas de la arquitectura microbiana intestinal (disbiosis) se asocian a enfermedades múltiples como las inflamatorias intestinales, obesidad, cáncer colo-rectal y diversas infecciones gastrointestinales.
Desde el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming, los seres humanos nos hemos beneficiado del advenimiento de diversos antibióticos que han contribuido a elevar la supervivencia, revolucionado la medicina, al combatir las infecciones letales. Desde hace tiempo las enfermedades infecciosas han dejado de estar en la cúspide de la tasa de mortalidad (neumonías, tuberculosis, difteria) y han dado lugar a procesos no transmisibles como las enfermedades crónico-degenerativas que incluyen a las cardiovasculares y al cáncer.
Las alteraciones de nichos ecológicos bacterianos, son responsables de transformaciones metabólicas con la invitación a patobiontes (microrganismos oportunistas proliferantes) que incluyen a agentes resistentes a medicamentos como Enterobacteriaceae, Clostridioides difficile, enterococo vancomicina resistente, salmonela, etc.