El origen de la Ley Olimpia tuvo lugar en el estado de Puebla cuando se difundió un video de contenido sexual no autorizado por parte de Olimpia Coral, situación que derivó en una lucha para impulsar una iniciativa para reformar el Código Penal de dicha entidad y tipificar tales conductas como violación a la intimidad; acción que ha permeado por todas las entidades federativas.
De igual forma, este tipo de legislación se ha presentado en varios países de América Latina e inclusive en las Naciones Unidas creando un referente importante en la lucha contra la ciberviolencia abordada desde una perspectiva de género. Sin duda, su tenacidad y valentía han dado frutos en beneficio de todas las mujeres en México.
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La definición precisa de lo que constituye la violencia digital en la Ley Olimpia es uno de sus aspectos más destacados. Abarca otras formas de violencia digital, como el acoso en línea, el chantaje, la suplantación de identidad y la difusión de contenido sexual sin consentimiento.
La Ley Olimpia ha sido un gran paso para proteger la intimidad en la era digital de México al proporcionar a las víctimas un medio legal para buscar justicia y recibir compensación por los daños causados.
Adicionalmente, ayuda a cambiar la forma en que las personas ven la violencia digital, reconociéndola como un problema grave que requiere atención y acción.
Esta ley establece la pauta para abordar un problema cada vez más frecuente en la sociedad redefiniendo nuestro concepto base de lo que declaramos como violencia, abriéndonos paso a reafirmar que la violencia no se reduce a lo que podamos percibir físicamente, sino también a lo virtual, existe y es real, por lo tanto necesita medidas que nos protejan especialmente a las mujeres para que podamos desarrollarnos dignamente en espacios físicos y digitales.