- Los neurocientíficos señalan que pasar un tiempo sin hacer nada es indispensable para descansar la mente, potenciar la creatividad y aumentar la productividad
Pocas personas piensan en el aburrimiento como una opción válida. Ya casi nadie deja viajar su mirada por la ventanilla del colectivo o espera un turno en el consultorio médico sin hacer nada. Antes de aburrirnos, automáticamente miramos la pantalla del celular y nos ponemos al día con las redes. Sin embargo, la ciencia ha comprobado que aburrirse es bueno para el cerebro.
Este órgano trabaja las 24 horas del día, incluso cuando dormimos. Durante el sueño se repara del trabajo diurno, consolida la memoria, elimina tóxicos y sueña. Pero así como la función del cerebro humano posee una gran capacidad, también tiene límites.
¡SIGUE NUESTRO MINUTO A MINUTO! Y ENTÉRATE DE LAS NOTICIAS MÁS RELEVANTES DEL DÍA
La importancia del ocio
La doctora Sandi Mann, profesora asociada de Psicología de la Universidad Central de Lancashire, Reino Unido, dice en su libro “El arte de saber aburrirse”: “En la actual era de la información estamos tan conectados con la tecnología, y tenemos tantas maneras de pasar nuestro tiempo libre que ni siquiera deberíamos saber a qué se parece el aburrimiento.
Sin embargo, el aburrimiento parece ir en aumento, y cuanta más estimulación recibimos, más deseamos. Estamos perdiendo la habilidad de tolerar la repetición y la rutina de la vida cotidiana”.
Las ventajas de “no hacer nada”
- Nos hace más creativos. Los momentos que pueden parecer aburridos son un descanso para el cerebro y capaces de generar ideas y soluciones interesantes. “Estar aburrido puede ayudar a fomentar la creatividad. Muchos científicos y artistas han contado que se inspiraron o resolvieron un problema complejo cuando en realidad dejaron de pensar en ello.
- Favorece las relaciones sociales. En el estudio mencionado los neurocientíficos analizaron las áreas del cerebro que se activan al hacer una tarea cognitiva específica y cuando no se hace nada. Descubrieron que cuando estamos ocupados con pensamientos y actividades no prestamos atención a los demás, pero cuando nos aburrimos el cerebro se enfoca más en la interioridad y en las interacciones sociales.
- Mejora la salud general del cerebro. Investigadores de la Universidad Estatal de Washington han demostrado en un estudio que la forma en que las personas se enfrentan o manejan el aburrimiento es importante para la salud mental. Observaron que las que peor lo llevan son aquellas a las que aburrirse les genera ansiedad. Sin embargo, aquellas que se enfrentan de forma positiva al aburrimiento y buscan un libro, hacen una lista de compras o piensan en lo que van a hacer para la cena reducen los niveles de estrés y mejoran su estado de ánimo.
- Nos hace más productivos. “El ocio es positivo cuando se generan planes o proyectos de vida, y cuando se analizan posibilidades de cambio que permitan crecimiento espiritual, académico, profesional, familiar”, explicó el neurólogo Juan Alberto Ollari (M. N. 56.663), jefe del Centro de Neurología Cognitiva del Hospital Británico y jefe del Servicio del Hospital Borda.
- Ayuda a definir nuestras metas. Cuando una persona tiene la mente vagando sin fijarse en lo que sucede a su alrededor tiende más a pensar en el futuro, planear y anticipar sus próximas metas.
- Ayuda a la autorreflexión. Sandi Mann también afirma en su libro que, cuando estamos muy ocupados, rara vez nos detenemos a reflexionar sobre nuestras habilidades y proyectos. “Solo cuando estamos aburridos tenemos tiempo para la introspección”, señala.
- Puede ser un factor fundamental para la felicidad. La autora Sandi Mann sostiene que el lado positivo del aburrimiento puede ser un catalizador para el humor, la diversión, la reflexión, la creatividad y la inspiración, y que la solución al “problema del aburrimiento” es potenciarlo en lugar de evitarlo: “Concedernos a nosotros mismos periodos de tiempo alejados de la constante estimulación puede enriquecer nuestras vidas, así que deberíamos abrazar el aburrimiento y valorar positivamente el tiempo de inactividad”, recomendó en su libro.