¿Qué es la sabiduría sexual y por qué deberíamos desarrollarla?

Se nos olvida que el órgano más importante en todo encuentro sexual es el cerebro. Se nos pasa por alto que los prejuicios y las inseguridades limitan la oportunidad de tener una vida plena en esta área de la vida. También que sin el respeto al otro este acto no tiene cabida ni sentido.

Ser sabios en el plano de la sexualidad requiere tiempo y voluntad. Nos obliga, sobre todo, a ir más allá de los estereotipos, de ciertas creencias religiosas, y hasta de las páginas online para adultos.

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En una sociedad que nos transmite mensajes tan contradictorios en esta materia, somos nosotros quienes estamos obligados a desarrollar adecuadas competencias.

Puede que este dato sorprenda a más de uno.

Según un estudio de la Universidad de Minnesota, una parte amplia de la población de entre 60 y 80 años evidencia lo que los expertos han denominado como sabiduría sexual.

Esta competencia va más allá de la propia destreza en el acto sexual.

Tiene más que ver con la aptitud, la generosidad y la buena comunicación.

Esto nos sirve para tomar conciencia de dos aspectos clave.

El primero es que la sexualidad en la tercera edad es tan enriquecedora y gratificante como lo puede ser en la juventud.

El segundo tiene que ver con la importancia de desmontar otro mito: uno no nace siendo un buen o una buena amante, sino que es algo que también se aprende con los años y la experiencia.

La sabiduría sexual es un tipo de aprendizaje que se vincula a tres áreas específicas: ser un conocedor objetivo y sensible sobre todo lo relativo a la sexualidad, disponer de un buen autoconocimiento y, por último, tener la capacidad de conexión con la pareja.

Hallar la auténtica satisfacción en este ámbito requiere de un enfoque holístico.

Se trata de atesorar aprendizajes, trabajar en uno mismo y saber crear una buena intimidad con los compañeros sexuales.

Analizamos ahora esos componentes que integran la inteligencia sexual.

Conocimientos objetivos y desmitificados sobre la sexualidad
Está muy bien que se les enseñe a los adolescentes en los institutos que son las enfermedades de salud sexual (ETS), y cómo prevenirlas.

También es positivo que se les aporte información sobre cómo evitar embarazos no deseados.

Ahora bien, estos conocimientos, aunque decisivos, poco tienen que ver con la sabiduría sexual.

El verdadero conocimiento vinculado a este tipo de sapiencia tiene que ver con lo siguiente:

Saber que tenemos derecho a disfrutar de nuestra propia sexualidad, sea la que sea, de manera libre. Sin que nadie nos someta o nos obligue.

Somos dueños de nuestro cuerpo y cada cual decide qué desea y qué no desea en cada momento.