El artista Jackson Shaner crea cerámica que bordea lo aterrador.
Sus vasijas surrealistas aparecen como el guardián de las almas, y esas almas están tratando de escapar.
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Los rostros que gritan y las manos diminutas intentan romper los confines de las vasijas, estirando los lados y mostrando la fuerza maleable de las vasijas.
(Después de todo, las vasijas son lo suficientemente fuertes como para contener la fuerza de estos seres). Las piezas resultantes son aterradoras pero a la vez estimulantes y nos invitan a considerar quién y qué hay dentro.
La inspiración para el trabajo de Shaner se encuentra en la escultura clásica, la cerámica contemporánea, la fantasía y el terror.
“Hago macetas que actúan como metáforas para la contención emocional”, dice, “cómo tiendo a acumular emociones y retenerlas, solo permitiéndome liberarme y ser vulnerable en circunstancias específicas”.
Las vasijas, combinación de rueda giratoria y escultura, tienen un doble sentido.
Sostienen tanto objetos físicos como intangibles. El principal interés de Shaner radica en lo que no podemos ver.
“Mi trabajo trata temas de contención, lucha y somatización: cómo las emociones pueden crear sensaciones físicas de incomodidad, tensión e incluso dolor”.
Shaner se entrega a sí mismo en cada parte del proceso.
“[Es] extremadamente catártico y fortalecedor, ya que permite que mis emociones ocupen y activen el espacio”.
Aunque el trabajo es personal, el espectador es un componente importante.
“Disfruto escuchando las diversas interpretaciones de los espectadores, ya que creo que aportan nueva energía y significado a mi trabajo”.