El apego es el vínculo emocional profundo que se establece entre dos personas y que es consistente en el tiempo y el espacio.
La forma en la que constituimos lazos emocionales en la infancia, puede dar lugar a toda un serie de alteraciones psicológicas en en la edad adulta como depresión, ansiedad, ira, trastornos de personalidad, etc.
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El apego es un concepto universal que se da en todas las culturas. Estamos programados biológicamente para construir vínculos ya que éstos aseguran nuestra supervivencia.
La Teoría del Apego fue formulada inicialmente por J. Bowlby en los años setenta, pero fue ampliada y enriquecida posteriormente por diversos autores.
Apego seguro
La figura parental está atenta y disponible a las necesidades del niño, por lo que cuando surgen situaciones adversas, el niño tiene la confianza de que será comprendido y ayudado.
Esto hace que se anime a explorar el mundo y vaya así ganando experiencia y desarrollándose. Puede expresar sentimientos positivos y negativos, y se siente aceptado. También siente que pertenece a un sistema familiar.
Este tipo de apego da lugar a adultos maduros, estables, independientes y seguros de sí mismos.
Apego evitativo o huidizo
La figura parental se relaciona con el niño con una mezcla de sentimientos que van desde la angustia o el rechazo, hasta la hostilidad.
El cuidador se siente amenazado por el llanto del niño, al sentir que no cubre sus necesidades y que no controla la situación.
Por ello, tiende a negar las necesidades del niño, tomando distancia o forzándole a cambiar su estado emocional, con actitudes controladoras, intrusivas y sobreestimulantes.
No lee bien las necesidades del niño o las adecúa a sus propios criterios.
El niño ignora o evita a la figura parental, por lo que aún retroalimenta más el rechazo por parte del cuidador.
Se muestra frío con los adultos, tanto o más con las figuras parentales que con otras figuras extrañas.
Es como si hubieran asimilado implícitamente que necesitan ser emocionalmente autosuficientes ya que mostrar necesidad de cuidados es respondido con indiferencia o incluso desprecio.
Se desvinculan e intentaran vivir sin el apoyo y amor de los demás, de manera distante y sin manifestar sentimientos de malestar, miedo o rabia.
Apego ansioso o ambivalente
La figura parental unas veces está disponible psicológicamente y otras no, unas veces son afectuosos y otras, fríos o distantes.
Oscilan entre la desatención y la severidad o hipercontrol. No siempre responden al niño, pero tampoco le rechazan.
Esta falta de sintonía emocional hace los cuidados impredecibles o incoherentes, lo que provoca que el niño se sienta ansioso e inseguro con la figura parental ya que no sabe qué puede esperar.
Al no poder gestionar esa incertidumbre, se manifiesta ambivalente en la relación: expresa a veces cólera, a veces rechazo o a veces búsqueda ansiosa de la figura parental.