Se estima que el 5% de los adultos en el mundo padecen depresión, pero aún no todos pueden reconocer los síntomas, pedir ayuda o contar abiertamente que tienen el trastorno por temor a ser estigmatizados y discriminados.
Si bien se trata de una afección común, la depresión aún sigue rodeada de mitos que interfieren en el derecho humano de las personas para acceder a un diagnóstico y tratamiento adecuados que las ayude a recuperarse.
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Más del 75% de las personas afectadas que residen en los países de ingreso bajo y mediano no reciben tratamiento alguno, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La Comisión de expertos formada por la revista The Lancet y la Asociación Psiquiátrica Mundial advirtió que todavía se cree erróneamente que la depresión es simplemente tristeza, un signo de debilidad o que se limita a determinados grupos culturales.
Sin embargo, la depresión es un trastorno de salud -un tipo de alteración del ánimo que se caracteriza por su persistencia, puede alterar el funcionamiento diario de la persona y tener consecuencias para la salud a largo plazo.
El riesgo de depresión aumenta cuando las personas se encuentran en contextos de adversidad como la pobreza, la violencia, la migración forzada y la discriminación por género, étnica y de otro tipo.
1- Pedir ayuda cuando se registran síntomas de depresión
Los síntomas de la depresión pueden ser pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud; sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de autolesión o suicidio, entre otros, según la Organización Panamericana de la Salud.
2- Tener en cuenta que el estigma juega en contra del paciente
Algunos creen que si el paciente se esfuerza lo suficiente, desaparece.
Que las personas inteligentes o muy exitosas no se deprimen.
Que los deprimidos no pueden tener otra enfermedad mental o médica al mismo tiempo.
Son algunos de los mitos recopilados en el libro La depresión en la práctica clínica, escrito por los médicos psiquiatras Manuel Suárez Richards y Silvana Pujol, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata.
3- Armar una red de acompañamiento
Para los familiares y los amigos “puede ser frustrante y desgastante que la persona con depresión esté desganada o no tenga actitudes o comportamientos que antes solía realizar.
Sin embargo, es necesario que familiares y amigos aprendan sobre el trastorno y que formen una red de contención y acompañamiento”, recomendó la doctora Rojas.
4- Hacer algún tipo de actividad física
Si bien la depresión tiene tratamiento, se debería tener en cuenta que la misma enfermedad influye negativamente en las expectativas que las personas afectadas tienen sobre su propia recuperación.
Incluso, el trastorno puede disminuir las ganas de hacer actividades como caminatas o controles médicos.
5 – El tratamiento debería tener en cuenta las particularidades de cada persona
“El tratamiento para la depresión es muy específico para cada paciente.
Se debería identificar síntomas y darle herramientas a los pacientes para afrontar las situaciones”, dijo Rojas.
Según la OMS, “los tratamientos psicológicos son los primeros tratamientos para la depresión.
Pueden combinarse con medicamentos antidepresivos en la depresión moderada y grave. Los antidepresivos no son necesarios en la depresión leve”.
6- La terapia cognitiva puede ayudar para reinterpretar los momentos
Para personas con depresión, la terapia cognitiva conductual ha demostrado eficacia.
“Se trata de un abordaje basado en el paradigma del procesamiento de la información.
Se tiene en cuenta que todo el tiempo el cerebro humano hace una interpretación o lectura sobre las cosas que pasan y eso impacta en emociones y conductas.
En el caso de la depresión, la persona tiene una visión negativa de sí misma, del mundo, y del futuro”, explicó Violeta Heredia, psicóloga especializada en Terapia Cognitiva y Psicología Clínica de la UBA y certificada por la Asociación Argentina de Terapia Cognitiva.