“En México, la cultura científica es muy pequeña y tenemos que educar a la gente”

se siente orgulloso de ser investigador; sin embargo, lo que más le gusta de su trabajo “es educar. Esa es la parte más importante”.

El especialista del Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo en entrevista con La Jornada que los equipos que tiene en su laboratorio “son para que los manejen estudiantes y ex alumnos, que aprendan las técnicas”.

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En torno al importante reconocimiento que le otorgó el gobierno de México en el campo Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, expresó que se siente muy contento.

Con el monto que le darán por el premio, continuó, arreglará algunos de los aparatos que tiene y mostró a este diario su “tren levitado pequeño”: una maqueta que integra tres hileras de imanes de muy alto campo magnético al que se le coloca un material superconductor que, luego de ser enfriado con nitrógeno líquido, queda suspendido por unos segundos sobre las vías.

El académico dijo con emoción: “Tengo 50 años de ver esto y nunca me canso. ¿No es interesante? ¡Es precioso! ¡Es bonito! Se los muestro a los niños y les encanta. A mí también”.

Escudero Derat fue tajante: “en México la cultura científica es muy pequeña y tenemos que educar a la gente. Estamos deficientes en la educación. Soy muy estricto con mis alumnos”.

El investigador adelantó que nunca se va a retirar, “eso que quede claro. No me pueden jubilar porque soy emérito. Si lo hago, me muero. No, no. Hay que trabajar. Aparte, mi trabajo me gusta mucho”.

El doctor en física por la canadiense Universidad de Waterloo, relató que en su casa tiene una gran biblioteca, aunque casi no lee libros impresos. “Los leo digitales. Me gusta el arte”, añadió, y mostró el recorte de un fresco descubierto en Pompeya, llamado Leda y el cisne que obtuvo en las páginas de La Jornada. Además, contó, tiene ese cuadro en su casa.

Al concluir la carrera y tras pasar muy bien varios exámenes en Petróleos Mexicanos, recordó que no le querían dar trabajo porque era físico, “y a los que contrataban era a ingenieros”; por fin lo hicieron y le dieron una beca del Instituto Mexicano del Petróleo. Trabajó en la paraestatal por cinco años y después comenzó a laborar en la UNAM, en áreas como holografía y luego en “bajas temperaturas”. En 1980 hizo su doctorado en Canadá, en superconductividad.

En un recorrido por los laboratorios, el académico, convencido en el valor de mejorar el acceso a los alumnos mexicanos, mostró algunos de los dispositivos que ha ido reuniendo durante décadas.

Entre ellos está un magnetómetro (usado para cuantificar en fuerza o dirección alguna señal magnética). Fue el primero que llegó a América Latina, dijo Escudero. La capacidad de su bobina superconductora es de 5.5 teslas, es decir, alrededor de 110 mil veces el campo magnético de la Tierra.

El Premio Nacional de Ciencias 2022 reiteró: “hago ciencia básica porque me gusta educar a los estudiantes. Los traigo para que vengan, hagan experimentos, y si no los hacen bien, los regaño”.