El imaginario social heterosexual intuye que las otras orientaciones (homosexual, bisexual, pansexual) deben tener contactos eróticos similares a sus prácticas, como si la erótica hetero fuera el modelo para seguir.
Se espera que entre la heterosexualidad y las otras formas de atracción existan más semejanzas que diferencias.
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“Para esta creencia heteronormativa muy extendida y poco cuestionada, tener relaciones con personas del mismo sexo supone una adaptación, una especie de simulación, un “cómo sí”, que se asemeje al erotismo heterosexual cuando en realidad el erotismo homosexual es diferente, incluyendo las formas de atracción en la conquista amorosa.
La apertura actual lleva a que aparezcan ganas de probar, de curiosear, de aventurarse a prácticas sexuales con personas del mismo o de diferente sexo/género”, explica el sexólogo Walter Hugo Ghedin.
Cada vez más, las personas heterosexuales se animan a probar otros cuerpos deseantes.
La aventura suele quedar en un “toco y me voy” o puede continuar con contactos esporádicos.
“El concepto de heteroflexibilidad se impone en este momento del siglo como una de las prácticas más comunes entre los jóvenes, además de que hay adultos heterosexuales que hace tiempo se animan y sin embargo sus escarceos sexuales aún no tenían nombre.
Heteroflexibles define a aquellas personas que tienen contactos eróticos con personas del mismo sexo/género sin modificar ni cuestionar su orientación sexual de base, igual concepto se aplica para las personas homosexuales que tienen contacto con personas heterosexuales, llamándose en este caso, homoflexibles”, agrega el experto.
Una de las características que definen la flexibilidad sexual es la “curiosidad”, las ganas de entrar en otros terrenos con la finalidad de obtener placer, de querer saber.
“A veces el contacto surge en forma inesperada para terminar en un contacto erótico. Otras veces, es primero la fantasía hasta que se da el momento y la persona adecuada para dar rienda suelta al deseo”, dice Ghedin.
El término heteroflexibles se está haciendo cada vez más popular y ya forma parte del vocabulario de muchos jóvenes y de adultos que, quizá, desde hace tiempo era otra forma de expresión de la sexualidad, pero no tenía un nombre que la definiera.
En estos momentos las prácticas heterosexuales están siendo menos encorsetadas y necesitan cambios para estar a la altura de las circunstancias del siglo XXI.