- Para este Sexto Domingo de Pascua, último de este tiempo litúrgico y previo a la Ascensión Jesús nos sigue dando pautas de cómo podemos continuar nuestra vida, con él, pero de manera distinta…
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si me aman, cumplirán mis mandamientos; yo le rogaré al Padre y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la verdad.
El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque habita entre ustedes y estará en ustedes.
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No los dejaré desamparados, sino que volveré a ustedes. Dentro de poco, el mundo no me verá más, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo y ustedes también vivirán. En aquel día entenderán que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes.
El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”.
Reflexión:
¿Por qué no estamos solos?
Pongamos en presente el versículo 15 del Evangelio de hoy: “Hoy, nos dice Jesús, … si me amas, cumple mis mandamientos; mi Padre ha enviado su Espíritu, para que te acompañe” …y desglosemos lo que implica:Amar a Jesús, lo podemos decir que es “fácil”, pero, tengo que conocerlo (que dice, piensa y hace, a quién y para qué), para luego poder cumplir el mandato de Jesús, el semejante al más grande, que es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mt 22,39.
Amar al prójimo, es un poco más complicado, para nuestra condición humana, pero es lo que tengo que vivir, si digo que amo a Jesús… (Él ya nos ha enseñado cómo, ej. viviendo las Bienaventuranzas, actuando como el buen Samaritano, etc).
Amarme a mí mismo, es como el comienzo, la congruencia; tengo que aceptarme y procurarme el bien, no hacerme mal, para entonces, desde mis limitaciones superadas, y con mis dones, crecer, buscando lograr mi mejor versión y simultáneamente, ponerlas al servicio de los cercanos y necesitados… familia, amigos, compañeros, … y los de la periferia, los descartados, excluidos …
Amar, parece tarea no muy fácil, pero, aquí viene lo bueno, no estamos solos: “No estamos desamparados” (también en presente) … Jesús intercede para que tengamos el Espíritu de Verdad, que nos acompaña, guía y recuerda todo lo que Jesús nos ha enseñado (y sigue haciéndolo). Tener su Espíritu, es promesa y verdad. De ello dieron cuenta los apóstoles y ahora nos toca a nosotros, nuestras palabras y acciones darán cuenta de que el Espíritu de Amor y Verdad, está en nosotros.
Así es la Nueva Vida, la Pascua: “Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”.
¿Cómo aceptarme, mejorarme y amarme?… ¿Cómo amar a los que están en mi entorno, a mis prójimos?… ¿Cómo dejarme habitar por el Espíritu de Verdad?
PD. Te invitamos a conocer a Jesús, reflexionando la Palabra cada día: https://bit.ly/LecturaOranteDiaria
Alfredo Aguilar Pelayo
alfredo@ccrrsj.org
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