No siempre una infidelidad tiene que ver con una tercera persona, existe una que deriva de la crisis en gastos y finanzas, por la que han terminado incluso las parejas más sólidas.
Se trata de la infidelidad financiera, que orilla a una persona a envolver entre mentiras a su pareja, pero como cualquier engaño, llega un punto en el que es difícil sostenerlo y la verdad sale a la luz.
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Nos han enseñado que cuando uno decide compartir sus días con alguien es importante entrelazar lazos de confianza, respeto y mucha comunicación, por lo que esconder algún problema, por más fuerte que llegue a ser, termina en decepción, desconfianza y muchas veces en ruptura.
Los pleitos entre parejas por temas de dinero son más comunes de lo que imaginamos, sobre todo cuando ambas partes no coinciden en la educación financiera.
Sucede que en la relación, uno de ellos cuida la parte financiera, mientras el otro derrocha el dinero sin pensar en más, ocultando deudas y hábitos de compras compulsivas.
Tanto es el temor de que su pareja se entere, que comienzan por inventar toda clase de historias para no ser descubiertos; sin embargo, no se percatan de que la relación se va dañando, pues la parte que es cuidadosa con sus gastos, también empieza a mentir a su pareja para evitar que afecte su economía.
Sí, una opción es acudir a terapia para encontrar una solución y la confianza nuevamente se dé.
Antes de dar este paso es importante identificar el problema y aceptarlo; sin embargo, muchas parejas toman la decisión de separarse porque aseguran que las cosas no volverán a ser las mismas tras la pérdida de confianza.
Patricia Se aman, directora del Fondo Nacional para la Educación Financiera (NEFE), señaló que “las personas cometen infidelidad financiera porque a pesar de compartir todo con su compañero, ellos creen que algunas partes de su situación financiera deben ser privadas”.