Cómo diferenciar el dolor de espalda de una rara enfermedad reumatológica

Sentir dolor de espalda, para muchas personas, es un malestar cotidiano. Sin embargo, esta dolencia puede ocultar una rara enfermedad reumatológica. El pasado sábado 6 de mayo, se celebró el Día Mundial de la espondiloartritis axial (EspAax), una jornada promovida para generar conciencia sobre esta patología y el impacto físico, mental y emocional que tiene en la vida de las personas.

¿Cómo es posible diferenciar ambas dolencias? Un primer paso es evaluar si esta clase de molestias persiste durante más de 3 meses en personas menores de 45 años.

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Este es un indicio de que podría transitar esta enfermedad reumática que, además, es crónica.

Los síntomas más frecuentes de la espondiloartritis axial son dolor y rigidez en la parte baja de la espalda o cadera.

Con el tiempo, estos signos pueden aparecer en otras áreas de la columna vertebral.


En ese marco, es primordial la detección temprana para lograr un tratamiento adecuado y evitar daños irreversibles, ya que la espondiloartritis axial es un tipo de artritis que provoca inflamación entre las vértebras. Estas últimas están formadas por discos que integran la columna vertebral, y las articulaciones entre la columna y la pelvis.

La EspAax es de origen inflamatorio y suele provocar un dolor recurrente en la espalda baja (lumbalgia).

Lejos de las creencias más comunes, en el caso de esta patología el dolor, a menudo, empeora durante los períodos de descanso o inactividad, como en medio de la noche o después de estar sentado durante mucho tiempo.

En tanto, la rigidez lumbar suele ser matutina y mejorar en el transcurso del día.

Otros síntomas pueden incluir dolor, rigidez e inflamación en otras articulaciones; dificultad para respirar por el dolor que ocasiona las articulaciones inflamadas que conectan las costillas afectadas; cambios en la visión y dolor en los ojos; inflamación en el ojo, denominada uveitis; cansancio extremo; pérdida del apetito y de peso; erupciones cutáneas; dolor abdominal y deposiciones líquidas.

Lo más común es que esta enfermedad se presente en personas jóvenes y una de las consecuencias, sin el tratamiento adecuado, puede ser la discapacidad.

Al diagnosticarse de manera temprana se puede evitar el compromiso de otros sistemas, como por ejemplo las enfermedades cardiovasculares.

El tiempo promedio para el diagnóstico de la espondiloartritis axial es de 7 años desde la aparición de los primeros síntomas. Durante este período, pueden producirse daños irreversibles si no se indica el tratamiento en tiempo adecuado.

Asimismo, en el caso de las mujeres este proceso puede llevar hasta 10 años, entre otras cosas, porque existe una falsa creencia de que la patología afecta principalmente a los hombres.

¿Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar espondiloartritis axial?
-Antecedentes familiares y genética, con presencia del HLA B27 (NdeR: antígeno leucocitario) en algunos pacientes.

-Edad. La mayoría de las personas desarrollan síntomas de la patología antes de los 45 años de edad.
-Sexo. Los hombres tienen más probabilidad de tener espondiloartritis axial que las mujeres.
-Otras afecciones. Las personas que tienen enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, psoriasis o uveítis pueden ser más propensas a desarrollar la enfermedad.

De acuerdo a diversas estimaciones, el 64% de las personas con EspAax sufre de depresión y el 75% tiene dificultades para encontrar trabajo o más probabilidades de dejar de trabajar.

Bajo estos preceptos, el objetivo del tratamiento en los pacientes es maximizar la calidad de vida mediante el control de síntomas y signos de la enfermedad, preservando el daño estructural y la funcionalidad a largo plazo.

En la actualidad, existen diversas opciones terapéuticas disponibles.

El tratamiento de la espondiloartritis axial es escalonado según la intensidad de los síntomas y la respuesta del paciente.

El tratamiento inicial es con antiinflamatorios no esteroideos, si no hay respuesta se puede recurrir a los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad, fisioterapia, terapias biológicas y también terapias orales (inhibidores de jak), recientemente aprobadas en nuestro país.