“Me venías metiendo el dedo en la entrepierna y lo venías tapando con la chamarra, así que no te hagas pendejo; yo no te vengo provocando cabrón”, le dice la mujer furiosa.
El individuo vacilante dice que fue sin querer, “discúlpeme señora ya por favor”.
«Nada de discúlpame, no fue sin querer me venías metiendo la mano en la entrepierna”, añadió ella.
El individuo repite en varias ocasiones que lo disculpe, después argumenta que tiene una hija y que es padre soltero, incluso se pone de rodillas, pero la mujer ofendida se mantiene en su señalamiento, “no te disculpo».
¿Aceptas que lo hiciste a propósito? “Sí, pero discúlpeme, no lo vuelvo a hacer nunca en la vida, tengo una hija, la voy a dejar sin sustento, me van a llevar a la cárcel” «Yo no quiero que hombres como tú estén en la calle», agrega ella. Finalmente, se abren las puertas de la unidad de transporte público y el sujeto todavía le pide hacer una llamada telefónica “para llegar a un arreglo”.
Pero la mujer se mantiene en lo dicho y el agresor es llevado por dos hombres para entregarlo a la policía. Vas a afrontar las consecuencias, sentencia la mujer ofendida.
