“Nos vino como anillo al dedo”, decía el presidente Andrés Manuel López Obrador a principios del año 2020, en días difíciles para las autoridades sanitarias y de salud en nuestro país, para evitar y atender los contagios de la pandemia del Covid-19; de una enfermedad nueva y que no se contaban con medicamentos ni vacuna para evitar los contagios y su propagación, y que en esa fecha ya sumaban más de 2000 mexicanos muertos a causa del coronavirus, y agregaba el mandatario federal: “Se trata de una situación pasajera, si quisiéramos ser más profundos diría una crisis transitoria de salud pública y económica”
De esa fecha a la actual el número de muertos en el mundo y en nuestro país siguen a la alza, en México suman alrededor de 334 mil fallecidos por los efectos de esta terrible enfermedad, ocupando en este rubro el 5° lugar a nivel mundial, sólo superado por países que tienen una gran densidad poblacional, como EEUU que ha tenido 1,200,000, Brasil más de 700 mil, India más de 500 mil y Rusia cerca de 400 mil.
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(fuente: Statista.com, abril del 2023). Y en el terreno de la economía, los más afectados fueron las clases laborantes, de 51. 9 millones en pobreza que existían con los gobiernos neoliberales, ahora llegamos a 55.7, alrededor de 4 millones de más de mexicanos en situación de miseria (datos del Coneval).
En el mundo y en nuestro país, prácticamente la enfermedad del Covid 19 se ha erradicado debido a la producción y aplicación de las vacunas anticovid a la población, sin embargo sus estragos y consecuencias se mantienen, sobre todo, afectando a millones de familias proletarias en el mundo, que perdieron su empleo y que tuvieron que sustraerse de lo poco que tenían para solventar los gastos catastróficos para atender la salud de sus familiares o enterrar a sus deudos; en contra parte, los ricos más ricos del mundo en estos años de pandemia, aumentaron sus riquezas, “Mientras millones de personas en el mundo estaban atravesando agudos problemas económicos por esta situación, hay un grupo muy pequeño, 2 mil 254 personas que son muy millonarias, es decir que tienen fortunas arriba de mil millones de dólares, que se estaban beneficiando en manos llenas en una situación tan difícil para el resto de la población Esta es la primera vez en 25 años en que tanto la riqueza, como la pobreza extrema, aumentaron al mismo tiempo.
¿Qué tan serio es? Pues la fortuna de los ricos en el mundo aumentó en 2 mil 700 millones de dólares por día durante la pandemia, mientras 214 millones de trabajadores sobreviven con menos de 1.9 dólares al día”, revela Carlos Brown integrante de la OXFAM en México.
“Como anillo al dedo”. Los pobres se hicieron más pobres y los ricos más ricos, y lo peor, ante la enfermedad y muerte y el incremento de la pobreza entre los sectores vulnerables, en muchas familias obreras; no solo el jefe de familia tiene que salir a trabajar, sino también la mamá y hasta los menores para completar los gastos familiares.
“Yo ya estoy trabajando en una fábrica aquí en Jassos en la elaboración de foquitos para carros, al igual que otros de mis amigos, tengo 13 años, ya ni fui a la escuela porque tengo que ayudar a mi mamá, no nos alcanza para solventar los gastos de la casa, ya que tengo otro hermanito y está muy chiquito; antes ganaba un poco de dinero cuidando niños de mis vecinas; pero ahora gano más”, comenta Juanita Vargas, obrera de un taller de autopartes.
En San Luis Potosí, la contratación de menores en fábricas como Mabe y otras, cada día es más frecuente, dada la demanda creciente de mano de obra por la instalación de gran cantidad de las maquiladoras automotrices, y la deteriorada economía de los sectores laborantes, situación que no se veía en San Luis Potosí en décadas; hoy, miles de menores potosinos viven su infancia al frente de una máquina, como en los inicios de la Revolución Industrial y del capitalismo en el mundo, allá por los años el siglo XVIII.
AMORES EN LA OSCURIDAD
En penumbras –son las 5:30 am- y en silencio se levanta de su cama Carolina, joven obrera de la zona industrial para no hacer ruido y evitar que despierte su bebé de apenas un año de edad, se despide con un beso que da en la cabecita del menor, y le dice a su otro hijo de 10 años, “te lo encargo, allí deje atolito, lo calientas y se lo das en su biberón; más tarde le cambias su pañal para que no ande sucio”. 20:30 horas regresa de su trabajo Carolina a su casa -trabaja turno de 12 horas al día para tener sábado y domingo de “descanso”, hacer quehaceres domésticos y lavar ropa, y el lunes de nuevo a la fábrica-su bebe aún está despierto, lo abraza, le da pecho y se queda dormida en la cama. Éstos son “amores de oscuridad”, solo por las noches puede ver a sus vástagos. Amores casi prohibidos porque no puede estar la madre con sus pequeños en el día. Amores tan efímeros, que poco se disfrutan de estar con mamá; de tener sus alimentos a tiempo, de poder jugar con ella, de abrazarla y quererla; pero no está, solo de noche cuando llega cansada y duerme.
Estos son los niños de actualidad, de niños sin amor y sin cuidado maternal porque sus padres deben de ir a trabajar para buscar el sustento; niños que viven su infancia pegados a la máquina en los talleres o fábricas. Sin festejos ni afectos en el Día del Niño. ¿Para qué? Sin el cuidado, atención o afecto de sus padres, que motivos de celebración valen.
Ante esta difícil situación que viven los menores, los adultos debemos de reflexionar, ¿qué tanto estamos haciendo para que nuestros hijos tengan un futuro mejor?, de atención, de cuidados; de acceso al derecho a una alimentación sana, a la salud y a la educación; hay que actuar, antes que el juez de la historia nos recrimine, antes que se acabe el tiempo de poder remediar las cosas. Es momento de salir a las calles a exigir lo que por derecho a las clases laborantes les corresponde: salarios bien renumerados, suficientes para que las madres de familia estén al cuidado de los menores, y no en las fábricas trabajando para engordar los bolsillos de los poderosos. Exigir el derecho a la alimentación sana y nutritiva a los niños, a la salud, a la recreación y la educación. Sólo así valdrá la pena celebrar el Día del Niño, lo demás, será palabrería hueca; que como siempre en estos días lanzan políticos falaces y funcionarios de gobiernos demagogos. Punto.