Conecta y estimula a tu pareja con la técnica del placereado

¿Cuántas veces has disfrutado del cuerpo de tu pareja acariciándolo y besándolo sin prisa por el coito? Estas son algunas de las claves de la técnica del placereado que vas a descubrir.

Actualmente, se está dando un especial protagonismo a la técnica del placereado. La misma es una de las más recomendadas para parejas que acuden a un sexólogo porque han perdido el interés por el sexo, ya no desean a su pareja o las relaciones sexuales les aburren (algo que puede ocurrir en parejas que llevan muchos años juntas).

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Por tanto, descubriremos cuáles son las claves de esta técnica y qué beneficios nos puede ofrecer. Según Statista, la disminución del deseo sexual en España fue en incremento en los últimos años.

En ocasiones, este puede tener que ver con el estrés que repercute en otros aspectos de la sexualidad. Por ejemplo, la disfunción eréctil.

No obstante, pocas son las personas que acuden a un profesional para encontrar una solución a estas situaciones, empezando por descubrir la causa que las provoca. Por eso, el placereado puede ayudar.

¿En qué consiste la técnica del placereado?
La técnica del placereado consiste en centrarse en las caricias, sobre todo por aquellas partes del cuerpo que no se consideran eróticas para despertar el deseo sexual y descubrir nuevas sensaciones.

A veces, a pesar de llevar muchos años de relación con alguien, la técnica del placereado nos permite darnos cuenta de que no conocíamos tanto las respuestas de su cuerpo ante determinados estímulos.

Quizá porque nos centrábamos demasiado en el coito.

Es muy importante tomarse esta técnica en serio, elegir un aceite que huela muy bien y empezar a masajear el cuerpo de la pareja, desde las puntas de los dedos hasta los muslos, la nuca, etc.

Si se hace según las indicaciones, la técnica del placereado conseguirá despertar el deseo, reforzar esa conexión piel con piel y conseguir una experiencia nueva que fortalezca a la relación de pareja.

Pareja caricias
El placereado consiste en caricias en zonas no consideradas erógenas y, por ende, no acariciadas habitualmente.

Para llevarla a cabo hay que reservar una noche o un día en el que no haya prisas por salir a trabajar ni niños que llevar al colegio.

Conviene estar con la pareja en un espacio en el que los móviles se encuentren apagados y las interrupciones no se vayan a producir.

Estas caricias deberán hacerse suavemente y siguiendo una serie de pasos de los que hablaremos a continuación. De nuevo, conviene seguirlos tal y como se indica.

Las 3 partes de la técnica del placereado
Existen solo 3 partes en la técnica del placereado que es importante realizar según se especifica. De esta manera, conseguiremos unos mejores resultados al completar las partes con nuestra pareja.

Son muy sencillas y las sensaciones que producen altamente placenteras. Veamos cómo llevarlas a cabo.

Parte 1: descubrimiento del cuerpo sin palabras

En esta primera de las partes de la técnica del placereado, la pareja debe acariciarse por turnos. Se explorará el cuerpo de la otra persona sin tocar los genitales ni la zona del pecho (senos, pezones).

Esta fase es bastante flexible y se puede hacer con los ojos cerrados o abiertos. Puede que sea interesante hacerlo una vez de una forma y otra vez de otra. Tras la práctica, se compartirán con la persona las impresiones y qué zonas han sido muy placenteras.

Parte 2: acariciar todas las partes del cuerpo
En esta segunda fase, ya se pueden acariciar los genitales y el pecho, aunque conviene que haya un cierto equilibrio entre las caricias que se den en esas partes y en otras. Es importante que si la pareja ha expresado que las caricias en la nuca le producen placer, esto se tenga en cuenta para esta fase.

De nuevo, conviene hacer esto en silencio y solo al final se compartirán las impresiones, las sensaciones y las peticiones para la siguiente fase.

Parte 3: es el momento del coito
La fase 3 de la técnica del placereado incluirá las partes anteriores, pero ahora se podrá culminar con el coito, si a la pareja le apetece.

Es fundamental que los sentidos continúen abiertos y que esas caricias se puedan continuar produciéndose, incluso, durante la penetración.

La experiencia, dado que no hay prisas y se disfruta del momento, es mucho más placentera y ayuda a reforzar el vínculo con la pareja.