La distensión abdominal no es inflamación

Inflamación es el tema de bienestar y salud más comentado últimamente. Tiene su razón científica, cada vez la sufrimos más. Por tener un dato que ilustre la urgencia que está generando en nuestra sociedad, según los últimos estudios científicos, hay más casos de cirrosis causados por inflamación que por consumo de alcohol. ¿Sabemos exactamente a qué se refiere este proceso?

La inflamación es una reacción de nuestro organismo ante el daño. Cuando nos hacemos una herida, la zona de alrededor se inflama como respuesta de nuestro sistema inmune para evitar que las bacterias se expandan por nuestro organismo, de forma que se concentren solo en la zona dañada. Así, la inflamación resulta un proceso saludable, no es el caso cuando la inflamación es orgánica y crónica.

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CÓMO PREVENIR LA DISTENSIÓN ABDOMINAL
Cuando se tiene dudas sobre el origen de esa hinchazón abdominal, hay que tomarse un tiempo para dar cuenta de los síntomas que sufres. Escucha tu cuerpo. Esto es algo que no se hace solo en el momento, hay que observarse durante varios días para ver si una comida en concreto te causa gases o te incomoda, si se trata de una reacción ante determinados ingredientes, si sufres de estrés constantemente, si descansas… Hay muchas variables sobre las que tomar nota.

A veces, también puedes tener dudas con una intolerancia o alergia alimentaria. Un médico especializado en nutrición te ayudará a discernir qué es lo que te pasa si a base de pruebas con tu dieta no localizas el origen. Una vez que ataques la premisa de la alimentación, te queda el ejercicio como principal vía de prevención y tratamiento de la distensión abdominal. Hay que activar y fortalecer la musculatura del abdomen, empezando por la cadena anterior (donde está el recto y los oblícuos) hasta llegar al transverso abdominal, el más profundo de todos.