La realidad de la masturbación

La masturbación ha sido durante muchos años vista como algo negativo, y estas son algunas de las consecuencias que han sido achacadas a esta práctica

¿Has escuchado alguna vez que si te masturbabas te ibas a quedar ciego? ¿Y que si lo hacías te iban a salir pelos en las manos? ¿Tal vez te han dicho que masturbarse te deja infértil? ¿O piensas que realizarlo te hace perder potencia en tus relaciones sexuales?

La masturbación ha sido durante muchos años vista como algo negativo, y estas son algunas de las consecuencias que han sido achacadas a esta práctica.

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Todas estas connotaciones negativas han hecho que hayamos aprendido que es algo malo, sucio e, incluso, que hay que hacerlo rápido y a escondidas. Ha afectado tanto a que se reduzca nuestra sexualidad a lo coital y la pareja, como a otros problemas como la eyaculación precoz, aunque esta no es la única variable ni es indispensable en esta.

Tanto es así que se convirtió en un tema tabú, que ha ido desapareciendo por la era de la digitalización en la que nos encontramos. Estamos más informados que nunca y tenemos muchos recursos a nuestra disposición. A pesar de esto, giran muchas creencias falsas en torno a ella todavía y vergüenza para poder hablar de esta práctica con otras personas o nuestros hijos.

Desde que somos bebés, incluso antes de cumplir un año de vida, tocamos nuestro cuerpo para descubrirlo, llegando a autoestimularnos para explorar ese placer. Puede que te sorprenda que desde tan pequeños nos hemos masturbado, pero es algo natural en nosotros.

Cuando vamos creciendo, nos reconocemos a nosotros mismos y a los demás, comenzando los juegos sexuales. Esto no es con un carácter sucio o erótico como lo pueden ver los adultos, sino con el objetivo de descubrir. Es más, los iguales con los que realizamos prácticas de este tipo no quieren decir nada sobre nuestra orientación sexual, ya que se está explorando y descubriendo.

De los 6 a los 11 años, hay un momento natural en el que los niños sienten pudor por su cuerpo, aunque su familia haya normalizado situaciones nudistas como bañarse desnudo en la playa.

La mayor parte de los investigadores afirman que los juegos sexuales no disminuyen, sino que se ocultan a los adultos, pero al crecer, como comprenderás, olvidamos gran parte de estos juegos.

Más adelante, la exploración sexual aumenta drásticamente a partir de la pubertad, convirtiéndose en la máxima preocupación a estas edades. Esto es debido a que la pubertad, como sabemos, es un momento clave en el que el organismo se enfrenta a numerosos cambios y se prepara para la reproducción.