Segunda y última parte
¿Qué pasa? Pasa que el funcionamiento del modelo económico en vigor tiene efectos muy indeseables y, al mismo, tiempo, muy incontrolables para sus beneficiarios. La aceleradísima maquinización, que causa una gran desocupación de mano de obra, trae como consecuencia, por una parte, una tendencia decreciente de lo que se llama la tasa media de ganancia y, por otra parte, una disminución drástica de los consumidores que están en posibilidades de ejercer una demanda efectiva, o sea, respaldada con dinero, de bienes y servicios.
¿Y cómo ha reaccionado el capital para reponerse? Explotando más a la fuerza de trabajo y subiendo precios. El aumento de los precios no tiene en última instancia una causa monetaria, se origina en la esfera de la producción. Pero los bancos centrales o se equivocan o fingen que se equivocan y deciden “combatir” la inflación con medidas monetarias: aumentando las tasas de interés (me inclino porque fingen que se equivocan, porque sus medidas significan inmensas ganancias para los bancos que de la noche a la mañana incrementan enormemente los ingresos que les reportan sus deudores). Gran negocio, mientras los deudores puedan pagar las deudas incrementadas por el interés; ¿y cuándo ya no pueden?, quiebran los bancos; como el Silicon Valley Bank.
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Ese mismo capital, ese que produce desocupados y pobreza, acaba por arrojar a los pobres a la vagancia y a la delincuencia, unos a la gran delincuencia y otros a la delincuencia en menor escala. Para contener su inconformidad y su rebeldía, como se hizo desde el México colonial, se provoca el alcoholismo y la drogadicción; y esas mismas lacras se convierten en grandiosos negocios a donde migra el capital en apuros. El sistema crea y acrecienta la delincuencia que desborda y corrompe a los organismos de seguridad; luego se llama al Ejército, que no tiene funciones de seguridad interior, y surge y aumenta su irritación. Y quién sabe hasta dónde pueda llegar. Es, pues, el capital el que está provocando las quiebras de los bancos, es el capital el que somete a las fuerzas armadas a realizar tareas que no son de su competencia. Es el capital en crisis. Es el signo de los tiempos.