El cambio para 2001 a Acapulco lo hizo más atractivo a los jugadores, quienes todavía en la actualidad, lo perciben más atractivo que otros.
El que el Abierto Mexicano de Tenis dejara la capital del país para mudarse al puerto de Acapulco, Guerrero, fue un cambio que benefició enormemente al evento, pues permitió que las mejores raquetas optaran por venir a nuestro país, por ejemplo, el español, Carlos Moyá.
Desde 1993 hasta 2000 el torneo se disputó en Ciudad de México, a más de 2 mil 200 metros sobre nivel del mar. El cambio para 2001 a Acapulco lo hizo más atractivo a los jugadores, quienes todavía en la actualidad, lo perciben más atractivo que otros.
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“Decidí apostar porque cuando pasó a ser a nivel de mar, me apetecía mucho más la idea de poder jugarlo. Anteriormente el torneo se jugaba en altura y a mí no me gustaba mucho, entonces Acapulco me apetecía mucho más. No había estado nunca ahí”, afirmó el español.
La primera visita de Moyá a México fue justo en la primera edición en Acapulco allá en 2001 donde llegó hasta semifinales. Para 2002 y 2004 se quedó con el campeonato de nueve veces que optó por jugar en nuestras tierras, pues cada año iba mejorando tanto el nivel como las instalaciones.
“El boca a boca de los jugadores siempre ha sido muy bueno, el trato siempre ha sido excelente y la ubicación del torneo hace que a un jugador le apetezca poder ir”, añadió.
A 19 años de su segundo campeonato en Acapulco, Moyá recuerda con dicha sus dos coronas y asegura que este torneo es uno de los que más satisfacción le han dejado, independientemente de haber o no terminado con el campeonato.
“Todo lo viví de una manera espectacular ya que siempre que ganas un torneo los recuerdos quedan y aunque fue hace casi 20 años, recuerdo las dos ediciones, tanto 2002 y 2004 como grandísimos torneos. Acapulco es uno de los pocos torneos en que, aunque pierdas, te sientes bien, por lo que comentaba del trato de la gente, por la ubicación, entonces es un torneo que apetece y obviamente si lo ganas mucho más”, argumentó.
Para Carlos Moyá, el Abierto Mexicano de Tenis tiene todos los ingredientes para apuntar a un Masters 1000. Lo merece. Tanto por la organización como por la región de Latinoamérica.
Actualmente la temporada de la ATP está conformada por nueve Masters 1000 distribuidos en Europa, Asia y América del Norte.
Nunca ninguno se ha jugado en un país de Latinoamérica, pese a que actualmente países como Brasil, Argentina, Chile o México cuentan con torneos de parada obligada para varios tenistas situados entre los mejores del mundo.
“Se haría justicia histórica que un torneo en Latinoamérica fuera un Master 1000, por ilusión, por tradición y por muchas cosas”, afirmó.