Con sus cánticos, Nelly Longarms atrae a niños y adolescentes al agua para ahogarlos. Las leyendas la consideran como un espíritu del agua
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La siniestra leyenda de Nelly Longarms procede de Durham, Inglaterra, sin que se conozca el momento exacto de su nacimiento.
Se le describe como una anciana marchita con brazos extrañamente largos y delgados, y el pelo muy alborotado. Quizás el rasgo más pavoroso de esta famosa bruja sea que le gusta comer la carne de los niños.
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Según las leyendas en torno a Nelly, ésta vive y acecha bajo la superficie de lagos y ríos, a cuyo fondo arrastra a los niños que pasan cerca de estos sitios. Otras versiones también afirman que a veces sale del agua y merodea por las calles de los pueblos.
Es en estos paseos cuando se le puede escuchar emitiendo extraños sonidos en forma de siniestras canciones. El propósito de sus cánticos es atraer a niños y adolescentes al agua para ahogarlos. Por ello es que las leyendas europeas consideran a Nelly Longarms como un espíritu del agua.
Otras fuentes la describen como un demonio que adopta la forma de una niña que juega cerca del agua. Los menores que pasan cerca de ella se ven atraídos por sus juegos, ignorantes de que están viviendo sus últimos instantes de vida. Nelly guarda muchas similitudes con otro espectro de agua, en esta ocasión de una leyenda surgida del folclor de la región de Lancashire: Jenny Greenteeth.
Este personaje de piel verde y dientes afilados también habita las zonas húmedas como ríos, pantanos o ciénagas en busca de niños incautos que rondan las cercanías. Sus manos fuertes atrapan a los niños para sumergirlos en las profundidades oscuras de estos sitios.
Tanto Nelly Longarms como Jenny Greenteeth tienen sus orígenes en unas criaturas conocidas como Grindylow, seres que se caracterizan por su piel verdosa, manos con dedos muy largos, y su costumbre de aguardar entre las algas y los juncos de los ríos.
Desde su escondite, acechan a los niños para justamente atraparlos y ahogarlos en las aguas. También se dice que hace lo mismo con los ancianos. En ambos casos sus objetivo de devorarlos y roer sus huesos en el fondo del agua.